Evitar que los ataques vandálicos lastimen a la Ciudad

Edición Impresa

En la zona de 12 y 41 aparecieron en estos días unos pocos restos de los contenedores de basura allí ubicados, víctimas de la acción irracional de personas desconocidas que los incendiaron, ensañándose contra el mobiliario urbano, en este caso ubicados a metros de la plaza Belgrano.

Tal como pudo observarse, de los contenedores sólo quedó la estructura de metal, encargada de alzar o bajar la tapa de esos recipientes. El resto del receptáculo se vio reducido a cenizas por obra y gracia de los irresponsables de siempre.

Aquí , como en otros lugares, quedó demostrado una vez más que el vandalismo no encuentra freno en la Ciudad. “Se ve que había gente aburrida y con la cabeza destruida y terminó generando estos incendios en distintos puntos del centro platense”, resumió un vecino.

A su vez, los contenedores de basura se han transformado también, por otros motivos, en foco de polémica. Muchas veces permanecen por varios días tapados y desbordados de residuos , lo que provoca olores nauseabundos y la presencia de roedores en los lugares donde están colocados. Claro, ello no significa que deban ser incendiados.

Se sabe también que el vandalismo, como muestra de incivilidad, se manifiesta de diversas maneras. Desde hace años, frentes de casas particulares o pertenecientes a edificios públicos, monumentos, cordones, postes y el resto del mobiliario urbano de la Ciudad, todo sirve para cubrir con grafitis, para estropear con pintadas.

El vandalismo pareciera no encontrar freno. Todo indica que una concepción permisiva y desde luego errónea ha logrado que se instale la idea de que realizar pintadas o grafitis son actitudes que pueden ser toleradas, minimizadas y hasta elogiadas, cuando lo cierto es que los propietarios de esos bienes, sean privados o públicos, se ven obligados luego a erogar costosas sumas de dinero para limpiar los sitios dañados.

En la actualidad la Comuna realiza un operativo de limpieza de los frentes dañados de viviendas. Pero los vándalos parecen no rendirse.

Lo real es que estas actitudes –así como los ataques a monumentos públicos, a los juegos instalados en las plazas- ocasionan perjuicios, cuando no se traducen, además, en la creación de peligros para toda la población, en la medida en que la Ciudad también se ve afeada y mal tratada por las empresas públicas que realizan reparaciones, rompen veredas aquí y allá, para dejar después pozos abiertos indefinidamente, con riesgos para quienes transiten por esos lugares.

En cuando a los grafitis que desde hace décadas estropean la imagen de tantas zonas, la situación ha llegado a tales extremos que se ha propuesto que en los distintos niveles educativos, pero especialmente en el primario y secundario, se inculque a los estudiantes una acendrada conciencia acerca de lo que significa respetar el espacio público. En poco tiempo se advertirían los beneficios de esta medida.

La ciudad de La Plata merece, por sus antecedentes históricos y urbanísticos, un celo especial de las autoridades reflejado no sólo en una mayor prevención, sino, en su caso, en el castigo a los agresores y a quienes no concluyen los trabajos en la vía pública con el celo debido. Mientras no se actúe, la imagen de la Ciudad seguirá viéndose cada vez más lastimada.

 

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE