Sotacuro e Ibañez marcaron un giro en la causa
Edición Impresa | 1 de Octubre de 2025 | 02:33

El triple femicidio de Florencio Varela sumó un giro determinante. Víctor Sotacuro y su sobrina Florencia Ibañez, dos de los ahora nueve detenidos por el secuestro y asesinato de Brenda del Castillo, Morena Verdi y Lara Gutiérrez, rompieron el pacto de silencio y, con información considerada “sensible y valiosa”, abrieron un nuevo capítulo en la investigación.
Si bien no trascendió lo que declararon ante el fiscal Adrián Arribas, sus relatos derivaron en medidas inmediatas que facilitaron la captura en Perú de dos de los principales prófugos: Tony Janzen Valverde Victoriano, alias “Pequeño J”, y Matías Ozorio. Ambos eran señalados como engranajes centrales dentro del engranaje narco que rodea al brutal triple crimen (ver nota principal).
Sotacuro, de 41 años, fue señalado como el conductor del Volkswagen Fox blanco que habría servido de apoyo en el traslado de las jóvenes desde La Matanza hasta Varela el 19 de septiembre. Su sobrina, de 30 años, también fue detectada en ese recorrido por cámaras de tránsito.
Hasta ahora, los dos se habían mantenido en silencio. Sin embargo, decidieron declarar de manera espontánea, aportando datos que, aunque aún permanecen bajo secreto de sumario, fueron catalogados por los investigadores como “determinantes”. El propio fiscal Arribas decretó el secreto de sumario por 48 horas luego de escucharlos, con el objetivo de preservar nuevas diligencias.
El abogado defensor, Guillermo Endi, definió las indagatorias como “excelentes”, aunque advirtió que se trata de cuestiones “muy delicadas” que no pueden ser difundidas públicamente. “Tomamos esta decisión como normal, siempre estuvo dentro de las posibilidades. Voy a hablar con la Policía. Va a entregar todo, el teléfono, el auto, todo. Ya le presentamos todo al fiscal”, añadió. Incluso remarcó que la situación podría jugar a favor de su defendida: “Es más, es mejor, porque ella no tenía dónde ir y estaba amenazada”.
El expediente ya contaba con otros detenidos: Miguel Villanueva Silva, María Celeste González Guerrero, Daniela Ibarra y Andrés Parra, alojados en Melchor Romero, y Ariel Giménez, acusado de cavar las fosas, quien se negó a declarar. Sotacuro quedó alojado en Sierra Chica, mientras que Ibañez fue trasladada a Magdalena.
Por ahora cada declaración, cada movimiento judicial y cada nueva detención van componiendo un rompecabezas macabro en el que todavía quedan piezas por encajar, pero lo cierto es que el silencio roto de Sotacuro e Ibañez se transformó en un punto de inflexión.
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