Vecinos de Ramallo reclaman por un desborde cloacal que lleva dos meses

Frentistas del barrio Sur denuncian olores nauseabundos y riesgo sanitario por un desborde frente a sus casas. Pese a los reclamos, ABSA y el municipio no dan una solución definitiva.

Vecinos del barrio Sur de Ramallo, en la continuidad de la avenida Mitre a pocos metros del cruce con calle Artigas, reclaman desde hace más de dos meses por un desborde cloacal que afecta directamente a sus viviendas. La situación genera olores nauseabundos, un riesgo sanitario creciente y una profunda molestia en la comunidad, que asegura haber realizado reiteradas denuncias sin obtener respuestas efectivas por parte de las autoridades.

El foco del problema se encuentra frente a varias viviendas y a metros de la Escuela Secundaria N°6. Con la llegada del calor, el cuadro se agravó. “El olor es insoportable, no se puede abrir una ventana ni comer afuera”, contaron los frentistas. En el barrio viven niños y adultos mayores, y los vecinos temen que la proliferación de bacterias y mosquitos derive en enfermedades gastrointestinales o de la piel.

Según relataron los damnificados, el conflicto combina la falta de responsabilidad de los propietarios del inmueble donde se origina el inconveniente y la escasa intervención estatal. Denuncian que la empresa ABSA solo envía cuadrillas que “destapan” los caños de manera momentánea, sin solucionar el origen del desborde. “Vienen, sacan el agua y se van. A los pocos días vuelve a pasar”, lamentó una vecina.

La comunidad apunta también contra el área de Obras Públicas municipal, a cargo de Leandro Torri, por la falta de respuestas. Consideran que el municipio debería actuar con mayor firmeza para gestionar una reparación definitiva o exigir a la empresa responsable una intervención adecuada. Sin embargo, aseguran que los reclamos “caen en saco roto”.

El caso de la avenida Mitre no es aislado. En otras localidades del distrito, como Pérez Millán, Villa Ramallo y Villa General Savio, también se registran pérdidas de agua, roturas en veredas y problemas de drenaje que se agravan cada vez que llueve. Esta reiteración de conflictos alimenta una sensación de abandono y de falta de planificación urbana.

La imagen de los líquidos cloacales corriendo por las calles no solo deteriora la calidad de vida de los vecinos, sino que refleja la ausencia de políticas públicas sostenidas en infraestructura básica. La falta de coordinación entre ABSA y el municipio, sumada a la pasividad de los funcionarios locales, transforma un problema técnico en un símbolo del deterioro del servicio público en Ramallo.

 

Ramallo

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