El crecimiento de la violencia escolar desborda a familias e instituciones

Según especialistas, se agrava por la naturalización social, la falta de empatía y el silencio de los adultos. La situación, sin control 

En La Plata, capital de la Provincia de Buenos Aires, el problema del bullying escolar sigue siendo una preocupación creciente pese a la existencia de protocolos y equipos de orientación en los colegios.

Un informe de la ONG Argentinos por la Educación revela que el 63% de los alumnos de sexto grado en Argentina fue víctima de algún tipo de agresión, ya sea en la escuela o en redes sociales, y que el 36% se sintió discriminado en el ámbito escolar. Aunque la mayoría de los chicos dice sentirse bien en la escuela —el 99% tiene amigos y el 94% se siente cómodo con docentes—, más de la mitad (56 %) admitió haberse sentido excluida alguna vez, el 40% incómoda o fuera de lugar y el 36% sola. La discriminación es más frecuente en las escuelas públicas (42%) que en las privadas (21%), y los motivos principales son el aspecto físico, los gustos personales y la identidad de género u orientación sexual.

La violencia entre pares también preocupa: el 56% de los alumnos presenció agresiones en el último año y el 34 % reconoció haber agredido a un compañero. A esto se suma que la ONG Bullying Sin Fronteras registró 6.600 casos de violencia extrema en escuelas del AMBA solo en el primer semestre del año. El informe advierte que las respuestas institucionales suelen ser reactivas y no preventivas, y subraya que las estrategias más efectivas son aquellas que fortalecen los vínculos, promueven la educación socioemocional y la empatía, y forman a los docentes en gestión emocional. La conclusión es clara: garantizar un clima escolar sano es tan importante como enseñar contenidos académicos, porque sin convivencia, no hay aprendizaje posible.

El rol de los padres

La psicopedagoga y doctora en Psicología Nancy Caballero advirtió sobre la creciente naturalización de la violencia escolar y apuntó a los adultos como los principales responsables del fenómeno. Según explicó, en los últimos quince años se evidenció un cambio profundo en la forma en que los jóvenes se relacionan con la agresión: antes los grupos intervenían para frenar los enfrentamientos, mientras que hoy los alientan, los graban y los viralizan, consolidando una lógica que celebra la reacción violenta y ridiculiza la contención. “A mayor violencia física, menor inteligencia emocional y cognitiva”, sostuvo, al remarcar que la falta de empatía y de capacidad para expresar en palabras el conflicto se traduce en golpes y hostigamiento.

Caballero fue tajante al señalar que los adultos transmiten mensajes contradictorios, predicando la corrección política pero legitimando el ataque al que piensa distinto. “Decimos ‘defendete, no quedes como un tarado’, y estas son las consecuencias”, alertó. También cuestionó el silencio de los padres, al afirmar que nunca recibió la consulta de un progenitor preocupado porque su hijo ejerce bullying, sino solo defensas o acusaciones hacia los docentes. La profesional advirtió que esta negación parental y la pérdida del diálogo entre los propios alumnos han generado una sociedad escolar fragmentada, donde la violencia se percibe como juego o defensa. “Decirle no a la violencia es entender que no es amor, no es diversión y no es la forma de resolver nada”, concluyó.

Los Casos de violencia escolar

En 2023 se registraron seis casos documentados: una golpiza entre alumnas del Colegio Albert Thomas en marzo; un alumno de once años armado agredió a su maestra en una primaria de La Plata en abril; peleas con cuchillos en una escuela de Villa Elvira ese mismo mes; una sentada en la Técnica Nº 9 por episodios de acoso y amenazas en mayo; una adolescente golpeada a la salida del colegio en septiembre; y una denuncia por grooming contra una docente en noviembre.

En 2024, otros seis casos graves. En julio, un alumno de la Técnica Nº 2 de Ensenada fracturó el tabique de un compañero en una pelea; en el Normal 2 hubo enfrentamientos de alumnas entre septiembre y noviembre; en el Colegio San José Obrero de Villa Castells se registraron denuncias por bullying y alumnos armados; y en diciembre, un alumno golpeó y amenazó a otro frente a una secundaria, lo que derivó en allanamientos y secuestro de un arma.

El panorama se agravó en 2025, cuando se contabilizaron nueve episodios. En marzo, una estudiante fue atacada por un grupo de compañeras en la Secundaria Nº 73 de Abasto; en abril y mayo se registraron agresiones a directivos y amenazas con armas de juguete en Villa Elisa y el Colegio Belgrano; en junio, una adolescente de 17 años fue hallada muerta en un caso investigado como posible suicidio vinculado al bullying; en agosto, el Albert Thomas volvió a ser escenario de dos hechos violentos consecutivos que dejaron estudiantes hospitalizados; y en octubre, una alumna de sexto grado sufrió múltiples traumatismos tras ser golpeada por una compañera en la Escuela Nº 15.

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