Ganadería bovina: precios récord y el desafío de sostener el crecimiento
| 22 de Octubre de 2025 | 13:52

Aunque la demanda internacional impulsa al sector, productores advierten sobre la falta de políticas estables, financiamiento y baja productividad que mantienen estancado el stock nacional. La ganadería argentina atraviesa un momento de precios históricos y una demanda internacional sostenida. Sin embargo, detrás del auge se mantiene una estructura frágil: falta de eficiencia, ausencia de políticas estables y un estancamiento del stock bovino que se repite desde hace décadas.
“Estamos en un gran momento por los buenos precios para toda la cadena, ya sea invernada, cría y reproductores”, señaló Alfonso Bustillo, presidente de la Asociación Argentina de Angus. “Esta fortaleza está impulsada por las exportaciones. La alta demanda de carne en el mundo es a partir de valores importantes, con una Cuota Hilton que ha alcanzado las 20.000 toneladas”.
Bustillo destacó que la calidad genética del rodeo argentino es una de las ventajas competitivas más sólidas. “El 75 % del rodeo nacional es Angus o sus cruzas. Eso asegura lo que el mundo quiere: calidad de carne. Nosotros la podemos producir”, explicó en diálogo con La Nueva.
En la misma línea, Alejandro De la Tour, titular de la Asociación Argentina de Hereford, subrayó que el contexto internacional favorece a la ganadería. “La revalorización de la carne se debe a la importancia de las proteínas animales en las dietas”, afirmó. También remarcó el cambio en la demanda china, que ya no se concentra en la vaca conserva sino que busca carne de mayor calidad. “No podemos dejar de lado la genética, que es una de las inversiones más baratas cuando uno la analiza desde el punto de vista de la relación costo-beneficio”, sostuvo.
Pese a este escenario favorable, el crecimiento interno sigue condicionado por la falta de previsibilidad. El presidente de la Sociedad Rural Argentina, Nicolás Pino, fue tajante: “Las malas políticas generan condiciones que obligan al productor a no ser más eficiente. Este impacto se refleja directamente en los números del stock”.
Bustillo coincidió: “La Argentina está con una cantidad de cabezas estancada, algo que no es bueno. El año pasado se perdió prácticamente el 2 % del stock por una faena importante de hembras, sobre todo de vaquillonas. Es un rodeo que se está envejeciendo”.
Entre los principales problemas estructurales, los dirigentes mencionaron la baja faena en kilos y la débil relación ternero-vaca, que ronda el 66 % —cuando un nivel razonable sería de entre 75 y 80 %—. “Los índices productivos no son buenos”, advirtió De la Tour. “Existe una gran diferencia entre los productores de punta, con preñeces por encima del 90 %, y los menos tecnificados, que manejan cifras del 50 a 60 %”.
A esta situación se suma la falta de políticas de largo plazo. “En los 70 teníamos más stock que Brasil. Hoy nos triplica. ¿Qué tuvieron de diferente? Políticas claras”, comparó Pino. “La Argentina ha transitado con muchas que van de banquina en banquina sin marcar el rumbo lógico y sin respetar los tiempos biológicos”.
El desafío es aprovechar el impulso internacional para recuperar la base productiva perdida. “Hoy la situación cambió, y el eslabón más castigado, la cría, está empezando a ver ese cambio. Eso generará incentivos para eficientizarse y producir más terneros, lo que se traduce en más carne”, apuntó el presidente de la SRA.
Bustillo retomó el ejemplo de Brasil para dimensionar la brecha. “Teníamos el mismo stock hace 35 años. Hoy poseen 230 millones de cabezas y nosotros estamos con el número más bajo en 18 años. Para mejorar necesitamos un mercado de capitales que pueda financiar al productor para crecer en vaca o retener vientres y aguantar el sogazo de la retención”, advirtió.
También señaló la necesidad de financiamiento para aumentar el peso de faena. “Si pudiéramos sumar 50 o 60 kilos más de pasto por animal, con una invernada pastoril rentable, el salto productivo sería enorme”, sostuvo.
La ganadería es, para muchos, una actividad de largo plazo que requiere previsibilidad. “La falta de estabilidad demora las inversiones. Esa es la principal debilidad al no poder proyectar hacia el futuro”, concluyó De la Tour.
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