VIDEO. De urbanas a humanas: la ceguera y las barreras platenses

La extensa lista incluye desde el mal estado de la veredas hasta la falta de colaboración del entorno en una esquina. La rehabilitación y la difusión de información, claves

Edición Impresa

Desenvolverse en la Ciudad puede parecer un problema para quien no la conoce. Diagonales, facultades, comercios, oficinas para trámites, museos y miles de personas yendo y viniendo, representan un contexto tan habitual como solitario e individual. Sin embargo, aún conociéndola, el panorama se vuelve muy distinto para quienes tienen una disminución total o parcial de la vista. Cruzar la calle, tomar un micro, ir al trabajo o simplemente caminar por las veredas puede representar un trastorno.

Para una persona ciega, la capital bonaerense puede ser un campo minado. Están las trampas físicas habituales: baldosas faltantes, rampas mal construidas, postes mal ubicados o autos mal estacionados. A eso se suma una barrera mucho más difícil de sortear, la ignorancia o la apatía de quienes pueden pasar al lado, que complican la autonomía. Del largo listado tomó nota este diario ayer, en la vía pública, a instancias de quienes lo padecen.

Andrea Toffolo es docente y perdió la vista hace poco más de un año. “La autonomía de una persona ciega termina donde comienza una vereda rota, pero también donde la sociedad no entiende cómo ayudarnos”.

La dificultad no radica sólo en el uso del bastón, sino en la interacción con una ciudadanía que, por miedo o indiferencia, opta por la inacción. Andrea relató la frustración en las paradas de colectivo: “He estado mucho tiempo con gente al lado y nadie me decía nada. Por lo que me tocó decir: ‘Hola, ¿hay alguien que me puede ayudar?’”

Alfredo, por su parte, que adquirió baja visión en la adultez y viaja con frecuencia a Capital Federal (CABA), subrayó el contraste: “Es muy distinto La Plata que Buenos Aires. En CABA me manejo en Subte y no tengo problema, porque la gente viene y te pregunta. Eso es muy útil, acá hay mucha indiferencia”.

“que se acerquen y pregunten”

Asimismo, los testimonios coinciden en que la falta de información lleva a la sobreprotección o a la imprudencia. “Nos tironean o nos agarran”, expresó Andrea. El mensaje es claro: “Quítense el miedo. Que se acerquen y pregunten”.

Para quien desea colaborar, la instrucción es simple: avisar cuando se acercan, preguntar cómo pueden ayudar y, fundamentalmente, avisar si se van. “Me ha pasado que se han ido y me han dejado esperando que otra persona venga”, sumó Andrea.

A estas barreras se suma el profundo duelo que atraviesa quien llega a la ceguera o baja visión.

Es en este contexto que la terapia grupal cobra una relevancia fundamental, funcionando como un espacio para compartir miedos y estrategias. “Nos damos cuenta de que muchas de las cosas que le pasa a nuestro compañero nos pasa a nosotros también. Ahí ya nos desatamos”, explicó Andrea.

La rehabilitación, una respuesta

Frente a la hostilidad urbana y la crisis personal, la “Fundación Tiflos” se erige como la única entidad en La Plata dedicada a la rehabilitación para la autonomía.

El cuadro que ofrece la Ciudad quedó planteado ayer en la calle. O más precisamente sobre la rambla de 32. La Fundación, con sede en 22 entre 32 y 33, propuso una actividad en la vía pública dedicada a exponer la situación.

“Somos una fundación privada sin fines de lucro que desde su fundación en 1989 está al servicio de la discapacidad visual desarrollando programas para que personas con ceguera o problemáticas visuales puedan mejorar su calidad de vida”, explicó Belkis Díaz, presidenta de la entidad.

Entendiendo que la discapacidad no es incapacidad y simplemente se trata de “otra forma de ver”, el espacio cuenta con 20 profesionales, incluyendo psicólogos, trabajadores sociales, terapeutas ocupacionales, especialistas en orientación y movilidad, y en el uso de tecnología para baja visión y ceguera total.

“La fundación ofrece diversos talleres como educación física, lectura, cerámica, teatro, música y artesanía. Nadie esta obligado a nada, solo brindamos contención social a jóvenes mayores y adultos para que su vida sea independiente y autónoma”, analizó Díaz.

“La vida de antes no va a ser igual, pero se va a parecer a todo lo que querés lograr. Y eso se hace con rehabilitación. Con el acompañamiento de la fundación, la familia y amigos, se puede salir adelante. Todavía hay que derribar barreras, sobre todos las sociales, actitudinales y todo lo que nos encontramos en la calle”, cerró Toffolo.

 

ceguera

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE