Los errores en “terceras fuerzas” que facilitaron la polarización
Edición Impresa | 28 de Octubre de 2025 | 02:18
La polarización entre libertarios y peronistas contó a su favor con errores de las que pudieron ser terceras fuerzas. Es decir, una opción para romperla.
El caso emblemático es el de Provincias Unidas, el nuevo partido que fundaron cinco gobernadores -después se sumó un sexto-más Juan Schiaretti, que lideraron sus distritos sobre la base del sentimiento de postergación de los habitantes del interior del país frente a los privilegios del AMBA.
Convertido en un partido con aspiraciones de disputar por la Casa Rosada, el localismo dejó de ser su razón principal para discutir los problemas nacionales sin ocultar la aspiración de sus dirigentes de disputar la presidencia en el 2027.
Tal vez debido a la velocidad con que se exigieron armar una estructura en pocas semanas, cometieron errores como en la provincia de Buenos Aires, en la que las elecciones del 7 de septiembre dejaron al descubierto un amplio sector de ciudadanos que no optaban por el peronismo o los libertarios.
El fenómeno tuvo una especial significación y se evidenció claramente entre los líderes radicales de muchos pueblos que finalmente apoyaron al partido creado por Elisa Carrió y a los que no se les abrió una puerta para que participaran en las tomas de decisiones de candidaturas.
Pero no se trata solamente de esos casos, en realidad en muchas ciudades aparecieron, como se ha dicho aparte, o se reafirmaron uniones vecinales de habitantes que no se sentían cómodos con ninguna de las dos estructuras nacionales que se disputaron, en este caso, el poder legislativo.
La situación de la UCR
La crisis del radicalismo en la capital federal y en la Provincia parece llevarla a una lamentable agonía, a pesar de haber sido una fuerza protagónica en la política argentina en el siglo XX.
En este sentido, se llegó al extremo de que el presidente del Comité Nacional, Martín Lousteau, fue candidato a diputado por otro partido. Su sector en la Provincia de Buenos Aires impugnó el resultado de la elección interna y produjo la acefalía de manera que la Justicia Electoral debió terciar para que los dos grupos condujeran al partido sobre la base de acuerdos. Es decir que los radicales bonaerenses perdieron el poder de decisión y finalmente la Unión Cívica no pudo participar de las elecciones del domingo. A propósito, a fin de mes se vence el plazo del juez para llamar a los comicios internos.
Hubo una ambición libertaria por los electores moderados y conservadores
La crisis ya se había manifestado en el Congreso de la Nación, donde se dividió el bloque de diputados y Lousteau, siendo presidente del bloque de senadores, criticaba con dureza públicamente a muchos de sus compañeros de bancada.
La falta de recursos
Contra Ricardo López Murphy y Lilita Carrió, mientras, conspiró claramente la falta de medios para competir en las costosas campañas electorales del presente.
Todo ese proceso se aceleró por la ambición libertaria de representar a los electores moderados, de centroderecha o conservadores.
Habían realizado una intensa campaña de desprestigio contra el PRO y en especial contra el expresidente Mauricio Macri, que los habían apoyado en los temas más importantes.
La proclamada unidad del oficialismo y el PRO, en realidad consistió en la invitación a algunos dirigentes a que sean candidatos libertarios. En la Provincia tuvieron el acierto de elegir a un candidato con experiencia política, Diego Santilli, que pudo ponerse la campaña al hombro después de la forzada renuncia de José Luis Espert, por presuntos vínculos con un empresario en prisión por narcotráfico y lavado de dinero, que era el primer candidato.
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