Lo que conviene mirar al comprar

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Comprar una propiedad es una de las decisiones financieras más importantes -que hasta puede ser única en toda la vida- y el entusiasmo o la urgencia pueden hacer que se pasen por alto detalles cruciales que, en realidad, son herramientas para negociar el precio a la baja.

Especialistas en propiedades coinciden en marcar que no se trata solo de ver si entra la luz, sino de realizar un “chequeo completo” de la propiedad que se va a ver o se tomo como una opción posible para fundamentar cualquier contraoferta.

Hay tres aspectos clave que los compradores suelen ignorar y que influyen directamente en el valor real de un inmueble: en primer lugar, la revisión funcional del interior, desde las instalaciones hasta el funcionamiento de las puertas y ventanas.
La inspección debe ir “de adentro hacia afuera”, prestando atención a lo que esconde el mantenimiento. Los puntos más importantes son las instalaciones antiguas: verificar si se han cambiado cañerías de plomo o galvanizadas por termofusión, algo fundamental para evitar costos de reparación muy altos a futuro. También es clave chequear la instalación eléctrica (caja de llaves y cableado), el estado de los artefactos a gas, y el funcionamiento de la presión del agua (si es baja, puede requerir una bomba). Finalmente, aspectos más superficiales pero costosos como el estado de los cerramientos, persianas y la grifería deben ser revisados minuciosamente.

Luego, conviene mirar la distribución y el estado de espacios comunes. La funcionalidad del diseño también impacta en el valor. Una distribución ineficiente, con pasillos innecesarios o ambientes mal conectados, baja la calidad de vida y debería reflejarse en el precio. En el caso de casas, la inspección se extiende al exterior: pintura, tejados, humedad, y el estado del tanque de agua. Si se trata de un PH o departamento, es obligatorio analizar las expensas y el manejo del consorcio, el estado de las partes comunes y el funcionamiento de servicios como el ascensor.

Finalmente, se recomienda analizar el contexto y el entorno inmediato porque el valor de una vivienda no termina en la puerta.
El “contexto” influye en la calidad de vida y en la futura reventa.
Así las cosas, es esencial relevar si hay talleres, depósitos, fábricas o casas abandonadas cerca que generen ruido o problemas.

Luego, en el renglón de accesibilidad y servicios hay que reparasar si la propiedad está bien conectada con transporte público y qué tan lejos está de los centros de salud, espacios verdes o instituciones educativas.

También aparece en las recomendaciones el renglón de la seguridad y el estacionamiento. Hay que evaluar el nivel de inseguridad de la zona y la dificultad para estacionar, ya que son factores que impactan en la decisión final de compra.
Detectar estos fallos o debilidades brinda una herramienta concreta y justificada para solicitar una rebaja en el precio de  venta.
La clave de la negociación es presentar estos hallazgos con tacto, mostrando interés en la propiedad, pero dejando claro que las reparaciones necesarias afectan el presupuesto total del comprador.

Con todo, se sostiene entre especialistas con experiencia en este tipo de transacciones que comprar bien es revisar a fondo. Esa mirada racional puede representar una diferencia de miles de dólares que benefician la cuenta o bien pueden ir a cubrir las mejoras que suelen encararse para un cambio o “lavado de cara” antes de mudarse.

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