El cerebro puede aprender a ver borroso si no se corrige a tiempo
Edición Impresa | 5 de Octubre de 2025 | 07:29

Además del masaje/presión en ciertos puntos, estos ejercicios pueden ayudar a liberar tensión:
Estiramientos del cuello: inclinar cabeza hacia adelante, atrás, lados; girar lentamente; mantener cada posición ~15-30 segundos.
Masaje facial con calor suave: aplicar compresas tibias en la zona de la mandíbula, frotar la mandíbula con los dedos, abrir y cerrar la boca suavemente para relajar los músculos.
Rotaciones de hombros: levantar hombros hacia las orejas, rotar hacia atrás y hacia abajo; repetir varias veces.
Respiración profunda / diafragmática: respirar lento, profundo, exhalar suavemente ayuda al sistema nervioso a relajarse, lo que alivia la tensión muscular.
Automasaje con pelota: usar una pelota de tenis o gomita contra la pared o el suelo para aplicar presión en la zona dorsal (por ejemplo, omóplatos) presionando hacia afuera, manteniendo unos segundos.
Cada segundo jueves de octubre se conmemora el Día Mundial de la Visión, una fecha que busca concientizar sobre la salud ocular y la importancia de la prevención desde los primeros años de vida. El oftalmólogo Jorge Alejo Peyret advirtió que los controles deben comenzar en el nacimiento y continuar en etapas clave de la infancia. “El médico oftalmólogo deberá examinar al niño al nacer, para evaluar el fondo de ojo buscando patologías que se puedan prevenir o tratar a tiempo”, explicó. Además, señaló que es necesario repetir estas evaluaciones a los 4 años, al ingresar al jardín de infantes y nuevamente al comenzar el primer grado.
El especialista resaltó que la visión se desarrolla de acuerdo a cómo ven los ojos durante la infancia. “Si por ejemplo, un niño necesitara anteojos y no los usa, verá mal o borroso, y el cerebro aprenderá a ver borroso”, advirtió Peyret. En esos casos, aunque el defecto visual se corrija más adelante, la calidad de la visión podría no ser óptima, ya que el ojo no tuvo la posibilidad de ver nítidamente durante su desarrollo. “Una vez que el desarrollo visual culmina es muy difícil mejorar la visión”, enfatizó.
Otro de los puntos centrales que abordó el oftalmólogo fue la relación entre la diabetes y la salud ocular. La enfermedad metabólica, señaló, afecta a los vasos sanguíneos y la circulación, generando alteraciones en distintos órganos, incluida la retina. “El examen del fondo de ojo permite ver los vasos sanguíneos en forma directa y los cambios vasculares que genera la diabetes”, indicó Peyret. Estos daños pueden derivar en hemorragias vítreas, desprendimientos de retina y glaucoma, lo que hace indispensable el seguimiento oftalmológico periódico en pacientes diabéticos.
Respecto al glaucoma en la infancia, Peyret aclaró que aunque es una patología poco frecuente, existe y requiere atención inmediata. “Tenemos dos formas diferentes de aparición: al nacimiento, cuando ya el pediatra o neonatólogo lo sospechan, y en niños más grandes. En ambos casos la resolución suele ser quirúrgica y urgente”, explicó. Agregó que los estudios en niños suelen ser más complejos que en adultos, dado que “es lógico que no se dejen tocar la cara y menos los ojos”, lo que muchas veces obliga a realizar los exámenes bajo anestesia general, hoy considerada una práctica habitual y segura.
El especialista también se refirió a las cataratas, un problema mucho más frecuente en la adultez. “La catarata es la opacidad del cristalino. Es como ver a través de un vidrio sucio o empañado”, describió Peyret. La única solución es quirúrgica: se extrae el cristalino opaco y se coloca en su lugar una lente intraocular que permite al paciente recuperar una visión nítida, muchas veces sin necesidad de anteojos para ver de lejos.
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