Un clásico con historia europea y corazón argentino

Aunque para los argentinos resulta casi natural considerarla propia, la milanesa tiene raíces en Europa. Su nombre remite al cotoletta alla milanese, plato de carne vacuna con hueso que los inmigrantes italianos trajeron a fines del siglo XIX. Sin embargo, hay quienes ubican el verdadero origen en Austria, con el tradicional Wiener Schnitzel, al que luego los italianos habrían dado su impronta y bautizado según la ciudad de Milán.

Con el tiempo, la milanesa se adaptó al paladar local y se multiplicó en versiones: de carne, pollo, pescado, cerdo y hasta vegetarianas. En Argentina, más que un plato, se volvió un ritual gastronómico, presente en la mesa de los hogares, en el menú de las apps y en las vidrieras de cada carnicería de barrio.