La verdad de la milanesa: La Plata trepa en un “ranking”, entre preferencia y necesidad

Este clásico nacional se consolida en carnicerías, granjas y apps de reparto, donde lidera las listas de pedidos. Prevalecen los productos aviares, más baratos que los vacunos; en tiempos de bolsillos austeros, los consumidores eligen por precio, practicidad y calidad, en ese orden

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Las milanesas no sólo son uno de los platos más queridos por los platenses, sino que además atraviesan un momento de auge inédito de la mano de varios factores: su versatilidad, que las hace ideales para los tiempos de agendas apretadas; la multiplicación de sus puntos de venta, especialmente las omnipresentes “granjas” o pollajerías; y su cualidad de comodines para la economía de los hogares, con todo tipo de promociones.

En las apps de reparto, donde se piden ya preparadas y en una creciente variedad de opciones, la demanda creció un 30 por ciento en lo que va del año, de acuerdo con el relevamiento de la principal firma de entregas a domicilio. Este informe, además, sitúa a La Plata entre las ciudades más “milaneseras” del país.

Enclave universitario, administrativo y familiar de clase media, nuestra ciudad aparece en la lista de las que más disfrutan de este plato sencillo pero incomparable. Y la reina indiscutida de la temporada es la milanesa de pollo. La diferencia de precio entre la de res y la de ave, que arranca entre un 20 y 30% según el corte, para arriba, suele marcar la elección entre preferencia y necesidad en tiempos de billeteras flacas.

Para muchos platenses, pedir una milanesa a través de una app es una solución práctica que compite de igual a igual con la compra en carnicerías o pollajerías. En barrios estudiantiles como La Loma o el Bosque, las milanesas de pollo reinan por su costo más accesible.

Sin embargo, la variedad no termina ahí. Mientras las de pescado siguen siendo una rareza y las de cerdo -con precios similares a los del pollo- casi un exotismo, las de carne vacuna se reparten entre cortes como peceto, nalga o cuadrada, todos con diferentes valores. Los locales especializados fabrican decenas de kilos por día para abastecer la demanda.

LA VOZ DETRÁS DE LOS MOSTRADORES

“Se venden cada vez más milanesas, y el que se llevaba de a un kilo, ahora se lleva de a dos o tres” señala Eduardo, desde la tradicional carnicería de 22 y 57. Con varias décadas en el barrio, aporta una mirada histórica. Para él, lo más llamativo es cómo cambió el rubro: “se han vuelto importantes en el balance total de ventas; dados los años que llevamos acá, no hay que olvidarse que en principio ni se vendían milanesas; y ahora es obligatorio tener”.

En su negocio la preferencia se reparte parejo entre carne y pollo, aunque las diferencias de precios inclinan la balanza: “las de suprema cuestan como mínimo un 60% menos, incluso hay mayor diferencia”. Y explicó por qué prevalecen: “no sólo porque rinden más y el precio es bajo, sino porque son cómodas, prácticas para la gente que siempre anda apurada, y a los nenes les encantan”.

“En total está más o menos igual hace unos meses el número global de cantidades y ventas, pero volcado a pollo y subiendo en la incidencia del total de lo que se vende en el negocio”, explica por su parte Oscar, de la carnicería de 7 y 503. Para él, la clave está en los precios: “cien por ciento más baratas las supremas que las de carne”. Además, ensaya otras opciones: “tenemos de cerdo que son ricas, y su precio es similar a las de pollo, pero no están tan metidas en el gusto de la gente”. En los días de promoción bancaria, asegura, la diferencia es abismal: “el doble se vende”.

Desde Berisso, Yamil, de la granja de 8 entre 129 y 130, coincide en que la gente ajusta gastos pero no abandona las milanesas. “El consumo viene flojo, la gente no tiene plata, pero es cierto que se vuelca a todos los productos de pollo, en general milanesas, pero también lo que sirva para preparar comida ‘de olla’”.

Aun así, destaca que “las milas son un llamador, el ‘entre’ para cualquier pollería y lo que más se vende. Más si se corre la voz de que las preparás ricas, con buena materia prima”.

La diferencia de precios es determinante: “la de pollo siempre es más barata, casi la mitad, pero, de nuevo, todo depende de la materia prima que elijas darle al cliente”.

En sus cálculos, un buen día significa entre 15 y 25 kilos vendidos, con picos cuando se anuncian promociones en la pizarra.

En la granja de 21 y 61, Alicia describió un cambio de hábitos evidente: “están en alza, antes salían más patas, más pollo entero; ahora una gran parte son milanesas, y de carne de ave”.

Según contó, “es muy fuerte el producto, lo que más se vende en el local”. Hace algunos meses, la carne que compraban para preparar las milanesas “no nos alcanzaba, por la enorme demanda; ahora esa misma cantidad nos da dos días, y en cambio vuelan las supremas”. El promedio diario ronda los 20 a 30 kilos, pero con beneficios bancarios como la Cuenta DNI, “esa cantidad se cuenta por tres”.

La milanesa no sólo es un plato: es un terreno fértil para combinaciones. En La Plata proliferan las propuestas que la convierten en sándwich, en pizza invertida o en mega milanesas que llegan a ocupar bandejas enteras. Algunas cadenas conocidas del rubro gastronómico han hecho de la milanesa su marca registrada, instalando locales en puntos estratégicos de la ciudad para aprovechar la fiebre por este clásico.

“TOP TEN”

En el mundo del delivery, una suerte de “top ten” de consumo lo encabezan Buenos Aires (con Palermo, Recoleta, Belgrano y Caballito liderando entre los barrios), seguido por Vicente López y San Isidro, Rosario, Córdoba, Mar del Plata, La Plata, Salta y San Miguel de Tucumán.

El informe de PedidosYa arroja datos contundentes sobre los gustos locales: la milanesa napolitana encabeza el ranking con el 45% de las preferencias, seguida por la clásica “sola” (25%) y la tradicional a caballo (12%). Más atrás aparece la versión con cheddar (10%). En cuanto a los acompañamientos, no hay sorpresas: el 69% de los pedidos llega con papas fritas, mientras que el puré de papas (20%) y la ensalada mixta (9%) completan el podio.

Los jóvenes de entre 26 y 35 años son los más fanáticos, con un 33% de los pedidos. Les siguen los de 18 a 25 años (26%) y los de 36 a 45 (22%). El calendario de consumo también marca su lógica: los viernes lideran con el 16% de las órdenes, seguidos por los sábados (15,5%) y los domingos (14,5%), confirmando que la milanesa es el plato estrella del fin de semana.

Un informe de la plataforma online de pedidos más difundida confirma lo que muchos ya intuían: las milanesas no solo siguen siendo uno de los platos más queridos por los argentinos, sino que además atraviesan un momento de auge en el mundo del delivery. Entre enero y agosto de este año, la demanda de este clásico aumentó un 30% en comparación con el mismo período del año anterior.

Elegir las milanesas es una tendencia que se refleja tanto en los datos de las plataformas como en el pulso cotidiano de sus barrios.

 

 

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