“Dale un tiro”, la orden sin filtro en un robo

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La noche avanzaba con el ritmo habitual sobre avenida la 44, cuando un motociclista de 29 años circulaba rumbo a su casa en Los Hornos, después de cumplir con su jornada laboral. Faltaban pocos minutos para que el reloj marcara las 20.30 cuando, a la altura de la calle 179, una segunda moto apareció y se le puso a tiro. Lo que parecía ser un cruce más del tránsito se convirtió en un punto de amenaza directa y crítica, marcado por la inmediatez y la violencia de la escena.

El vehículo que se puso a la par llevaba dos ocupantes. El acompañante, de contextura delgada y tez trigueña, levantó un arma de fuego y apuntó sin dudar hacia el motociclista. “Perdiste, dame la moto”, lanzó con firmeza, buscando bloquear cualquier resistencia. La tensión subió de golpe cuando el agresor apretó el gatillo y disparó hacia el piso, un acto intimidatorio que resonó como advertencia inequívoca en plena calle.

Con la moto ladeándose bajo sus pies y el ruido del disparo todavía vivo, la víctima trató de mantener el equilibrio mientras evaluaba su reacción. El acompañante insistía con la exigencia mientras sumaba un nuevo reclamo: “Dame el celular”. Al mismo tiempo, el conductor de la moto que los interceptó reforzaba la amenaza desde atrás con un grito que aumentaba el riesgo: “Dale un tiro”. La escena avanzaba hacia un límite peligroso donde cualquier movimiento podía desatar un desenlace mayor.

En medio de esa presión, el motociclista optó por descender de su vehículo y colocarse detrás del rodado, buscando ganar unos segundos que le permitieran resguardarse mínimamente.

Los ladrones, finalmente, concentraron su objetivo en la moto. Se subieron al vehículo sustraído con movimientos rápidos y, sin decir una palabra más, aceleraron en dirección a La Plata por 44. La fuga, marcada por el sonido del motor alejándose, dejó en el aire el eco del disparo y el temor que suele quedar suspendido después de un ataque armado.

Los investigadores ahora trabajan sobre esos datos iniciales, que incluyen el disparo intimidatorio y la dirección de fuga por 44. La causa quedó caratulada como robo agravado por el uso de arma de fuego, una figura que refleja la peligrosidad y la contundencia de la maniobra.

 

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