“La dicha en movimiento”: un romance en la puerta de la primavera con Los Twist
Edición Impresa | 20 de Noviembre de 2025 | 01:40
Por PEDRO GARAY
Hace algunos años, el cineasta Maxi Gutiérrez empezó a percibir un cambio: las cosas estaban más complicadas para los artistas, los incentivos para filmar se recortaban, y sus hijos artistas, y sus alumnos, empezaron a tener una especie de displicencia, de desgano con sus tareas, con su hacer.
“Y les empecé a contar que en el momento más horrible que tuvo el país, la dictadura, salió uno de los discos más hermosos que dio el rock nacional, con un espíritu de libertad y primavera”, cuenta Gutiérrez, en diálogo con EL DIA. Y le dieron ganas de volver a escuchar ese disco, y al volver a escuchar el que, a sus 14 años, “fue el disco de mi vida”, “empecé a sentir que había una historia ahí”. Ese disco es “La dicha en movimiento”, de Los Twist.
Así que Gutiérrez se lanzó a una tarea: construir una historia, una película, alrededor del disco. El resultado es “La dicha en movimiento”, “la película de Los Twist”, aunque no es una biopic, en absoluto: es una historia de amor entre dos adolescentes, interpretados por el youtuber Kevsho y Ornella D’Elía, que se encuentran alrededor de la grabación del disco.
La película cuenta el paso de la adolescencia a la madurez de Mario, un chico común que, tras quedar “flechado” por Ana -una joven del entorno de Los Twist- se cuela por accidente en la legendaria grabación del disco “La dicha en movimiento”, producido por Charly Garcia en los míticos Estudios Panda.
Una comedia romántica de adolescentes, “porque Los Twist eran jóvenes, prácticamente adolescentes”, con el telón de fondo de la composición de “La dicha en movimiento”, disco que fue grabado en las 29 horas que le consiguió Charly García a la emergente banda en los estudios Panda.
Los Twist, encarnados en la película por Sofía Morandi, Guido Pennelli y el citibelense Julián Cerati, sobrino de Gustavo, que encarna a Pipo Cipolatti, “son en la película una especie de marco conceptual, con guiños constantes que te conectan a un estado de ánimo: el marco no es solo temporal y físico, también es un estado de ánimo”, dice el cineasta. Aparecen las manones, los cospeles, el teléfono público. Lo material va construyendo una manera de ser y estar en una época donde “si te gustaba una chica no la podías buscar en Instagram y escribirle: si te la perdiste, te la perdiste, era ahí, era la última posibilidad de verla”.
Y el estado de ánimo lo completa la grabación del primer disco de “una banda que estaba explotando, hay ahí una energía ahí que reconstruimos con los actores: tenían que vibrar en una energía creativa, entusiasta, optimista”, como los actores de la película, que llegan pro primera vez al cine.
VUELVE LA FIESTA
Como resultado de esa energía, se engendró en los estudios Panda uno de los discos más festivos de la historia del rock, grabado en los últimos meses de la dictadura, y que junto a otras bandas (Virus ya había grabado “Wadu Wadu”, Miguel Abuelo ya encabezaba a los segundos Abuelos de la Nada) cambió el rumbo de la música pop en Argentina. Su humor, además, tiene herederos fuera de la música: de esas aguas bebieron Los Decadentes, claro, pero también Alfredo Casero y Diego Capusotto.
“Escribíamos con alegría y desenfado. Corrían años muy duros y sórdidos. Era el final de la dictadura militar, todavía existían muchas prohibiciones. Habían exterminado casi todo menos la alegría de escribir canciones…”, contó alguna vez Daniel Melingo sobre la grabación de aquel disco.
“Es un disco que transformó la vida de muchas personas, que apareció después de un tiempo donde había que ser muy prudente con lo que uno decía, con cómo uno vivía”, agrega Gutiérrez. “Vivir la adolescencia en ese momento era muy difícil, no era un chiste, no podías estar en la calle, manifestar la rebeldía de la adolescencia era muy complejo, no es que te ponían una amonestación: vos y tu familia se comían un garrón, de verdad. Y entonces apareció esta banda hablando con ironía, con crítica, que contaba un secuestro con la acidez de ‘Pensé que se trataba de cieguitos’, hablaba de la noche, de la droga, de la clase media, de la libertad… fue conmovedor”.
Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE