“Alquilados por el delito”: más asaltos a conductores de aplicaciones

Con el crecimiento de la actividad, en desmedro de otras, también aumentaron los episodios de inseguridad contra choferes de ese sector. En las últimas horas hubo otros dos ataques en La Granja y uno en San Carlos

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En La Plata se da un curioso fenómeno. Es el que mide el crecimiento de una actividad en función de los robos. Precisamente, en desmedro de otros sistemas para el transporte de pasajeros, que se muestran en crisis, los viajes a través de las aplicaciones vienen con un franco sostenimiento.

Por eso resultan cada vez más frecuentes las denuncias de los choferes del sector, que se ven afectados por el flagelo de la inseguridad.

La modalidad se repite con características similares: los delincuentes solicitan viajes a través de las plataformas digitales y, al llegar a destino o en medio del trayecto, amenazan a los conductores con armas de fuego o cuchillos para robarles el vehículo, el teléfono celular y el dinero recaudado.

Otra opción es la de la emboscada, en connivencia con el pasajero, quienes pasa los datos sobre sus movimientos para que el resto del grupo arremeta contra el conductor.

En las últimas horas hubo varias denuncias sobre episodios de estas características, aunque se sospecha que existen otros que no fueron formalizados por temor.

“Los compañeros están trabajando con miedo. Hay barrios donde directamente prefieren no ingresar después de las ocho de la noche”, señaló un vocero, que reclamó mayor presencia policial en las calles.

Desde el entorno de los conductores aseguran que las respuestas de las autoridades son insuficientes y que los ataques se producen en calles poco iluminadas o sin cámaras de seguridad.

El fenómeno preocupa no solo por el perjuicio económico sino también por la violencia con la que se cometen los hechos.

En varios casos, los choferes fueron golpeados o abandonados en descampados tras el robo.

La Justicia investiga si existe una banda dedicada a este tipo de asaltos.

Mientras tanto, la inseguridad se volvió una constante para quienes, cada día, salen a trabajar con la incertidumbre de no saber si volverán a casa.

“No pedimos privilegios, solo poder trabajar tranquilos”, resumió uno de los choferes, reflejando el temor y la bronca que atraviesa al sector.

EL DIA, en su edición pasada, dio cuenta de un ataque en Melchor Romero. Y ahora se sumaron otros tres casos, dos en La Granja y el restante en San Carlos.

En el primero de esos sucesos, tuvo lugar en 148 y 529, donde a un hombre de 40 años le robaron su vehículo Volkswagen Surán, que después apareció abandonado en 146 entre 35 y 36.

Según contó el damnificado, en esa dirección debía subir una mujer, pero al llegar al lugar fue sorprendido por seis motochorros en tres rodados, dos de ellos armados, que le terminaron sacando su coche y algunas otras pertenencias que llevaba en su interior.

Otro de los asaltos ocurrió en 145 y 527, también de La Granja, cuando un hombre de 42 años llevó en su moto Okinoi 110 a un pasajero.

El viaje se inició en 132 y 34 y, al llegar a destino, ya no estaban solos. Aparecieron tres desconocidos con pasamontañas y ropas oscuras, quienes lo empujan del rodado y le provocaron una herida sangrante en unas de sus rodillas. Incluso le efectuaron un disparo, que de milagro no dio en el blanco.

El delincuente que le tiró mostró un arma de fuego con un cañón de unos 40 centímetros de largo.

Lo que la víctima pudo corroborar en medio de ese escándalo, es que el pasajero era cómplice de los delincuentes y que además escaparon con su celular, que llevaba enganchado con un soporte del manubrio.

Por último, en Los Hornos asaltaron a un policía que cubre sus francos con viajes para una conocida App.

Pasó a las tres y media de la madrugada cuando el agente viajaba en su Ford Focus, con el que tomó una salida en 61 y 148.

Eran cuatro pasajeros. Uno se colocó en el asiento del acompañante y los otros tres iban atrás.

En esas circunstancias, le pidieron que los llevara hasta 38 y 134, pero a poco de llegar, le cambiaron el punto de llegada a 39 entre 134 y 135.

Ahí noto que se demoraban en pagar. Y cuando los tres atrás se terminaron de bajar, el que tenía al lado le mostró un revólver calibre 22.

Si bien intentó una resistencia con poco margen de maniobra y, hasta golpeó al ladrón, este le alcanzó a sacar una riñonera con dinero, su credencial de la fuerza y documentación personal.

Ahí el oficial se bajó a la carrera y, como los delincuentes al final no pudieron darle arranque, el coche quedó pudo ser recuperado en la escena.

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