Un aliado para Milei: sintonía con el presidente de Bolivia

Ambos mandatarios coincidieron en un diagnóstico económico y en la necesidad de “volver al mundo”, lo que podría redefinir los equilibrios dentro del Mercosur

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El presidente argentino Javier Milei participó en La Paz de la ceremonia de asunción de Rodrigo Paz Pereira como nuevo mandatario de Bolivia, un acto que simbolizó el final de veinte años de predominio del Movimiento al Socialismo (MAS) y el inicio de un ciclo político que podría alterar el equilibrio ideológico del continente.

El viaje de Milei —que llegó desde Estados Unidos acompañado por su hermana y secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, y el canciller Pablo Quirno— fue interpretado como un movimiento diplomático cuidadosamente calculado. En medio de su búsqueda por fortalecer alianzas con gobiernos afines a su ideario liberal, el libertario argentino encuentra en Paz Pereira un socio con el que comparte diagnóstico económico, discurso modernizador y estilo de liderazgo personalista.

El fin de un ciclo político

La llegada de Rodrigo Paz Pereira al poder marca un punto de inflexión en la historia reciente de Bolivia. A los 58 años, el dirigente del Partido Demócrata Cristiano se impuso sorpresivamente en el balotaje de octubre, tras una campaña austera, sin aparato estatal ni financiamiento masivo, en la que logró capitalizar el cansancio social con el modelo político heredado de Evo Morales y Luis Arce.

Su victoria interrumpe dos décadas de predominio del MAS, movimiento que, con distintos matices, gobernó el país desde 2006. La salida del espacio encabezado por Morales y Arce se produce en el contexto de la peor crisis económica boliviana en cuarenta años: caída de reservas internacionales, inflación en alza, escasez de dólares y combustibles, déficit fiscal y pérdida de confianza en el sistema político.

En su discurso de asunción, Paz Pereira no ahorró críticas a sus antecesores. “Nos dejan una economía quebrada, las reservas más bajas en tres décadas, filas interminables para conseguir combustible y una nación endeudada moral y materialmente”, dijo ante la Asamblea Legislativa Plurinacional. Prometió “una Bolivia abierta al mundo, sin ideologías fracasadas”, y definió su programa como “capitalismo para todos”.

La lectura argentina: un aliado en el vecindario

En la Casa Rosada se celebró la llegada de Paz Pereira como una oportunidad política y simbólica. Desde su asunción en diciembre de 2023, Milei se movió en soledad dentro de un continente dominado por gobiernos progresistas o de centroizquierda. En el Mercosur, el libertario convivió con las diferencias ideológicas que mantiene con Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil y Yamandú Orsi en Uruguay, y con una relación casi nula con el exmandatario boliviano Luis Arce.

La victoria del líder demócrata cristiano en Bolivia cambia ese mapa. Para Milei, se trata de un aliado potencial en la construcción de un nuevo eje regional liberal, junto a figuras como el ecuatoriano Daniel Noboa y el paraguayo Santiago Peña. Fuentes de la Cancillería argentina definieron el momento como una “reconfiguración de afinidades políticas” en América del Sur.

Durante la ceremonia en La Paz, Milei y Paz Pereira compartieron un breve diálogo en el que intercambiaron elogios y coincidencias. “Yo sé lo que estás recibiendo, te lo puedo decir por experiencia propia”, le dijo Milei al flamante mandatario, en alusión a la crisis económica heredada en ambos países. Paz Pereira respondió con humor: “Somos buenos para recibir consejos”. La escena fue celebrada por los equipos diplomáticos como una muestra de empatía política inmediata.

Una agenda común

Tanto Milei como Paz Pereira insisten en un diagnóstico económico similar: un Estado sobredimensionado, un aparato burocrático paralizado y la necesidad de atraer inversiones privadas para reactivar la producción. Ambos plantean que la salida de la crisis requiere reformas estructurales y un rediseño profundo de la relación entre Estado y mercado.

El presidente boliviano anunció una serie de medidas que buscan reorientar el rumbo económico del país: reducción gradual de subsidios a los combustibles, eliminación de trabas burocráticas, disminución de impuestos y formalización de la economía informal, que representa más del 60% de la actividad en Bolivia. Además, confirmó un acuerdo con la Corporación Andina de Fomento (CAF) por 3100 millones de dólares para impulsar la recuperación económica y fortalecer la infraestructura.

 

 

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