Xul Solar: el artista que reinventó el universo

A más de un siglo de su nacimiento, Xul Solar continúa siendo eje del arte argentino. Obras, lenguajes, juegos y creador de tarot

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En la historia del arte argentino, pocos nombres combinan tanta genialidad y misterio como el de Xul Solar. Nacido como Oscar Agustín Alejandro Schulz Solari el 14 de diciembre de 1887 en San Fernando, Buenos Aires, su vida fue un constante cruce entre la creación artística, la literatura, la música, la astrología y la invención de lenguajes propios. Su obra, muchas veces etiquetada como inclasificable, refleja un afán por ir más allá de los límites convencionales del arte y de la percepción humana, ofreciendo una visión del mundo en la que lo simbólico y lo espiritual se entrelazan.

Hijo de un padre alemán báltico y de una madre italiana, Xul Solar inició estudios de arquitectura que abandonó para dedicarse por completo a las artes. Entre 1912 y 1924 viajó por Europa, viviendo en Italia, Alemania y Francia, experiencias que influyeron decisivamente en su estilo y visión. A su regreso a Buenos Aires se vinculó con círculos literarios y vanguardistas, compartiendo amistad e intereses con Jorge Luis Borges, Leopoldo Marechal y Adolfo Bioy Casares, entre otros. La influencia mutua con Borges, en particular, fue notable: compartían inquietudes sobre literatura, filosofía y misticismo, y se nutrieron de manera constante en sus respectivas creaciones.

Su obra pictórica se distingue por un lenguaje visual único, poblado de símbolos místicos, números, letras, geometrías y figuras fantásticas como escaleras, ojos y constelaciones. Combinando expresionismo alemán, simbolismo, surrealismo y modernismo, Xul Solar buscaba un arte total, donde la pintura, la música y la escritura se entrelazaban en un sistema simbólico completo. Su experimentación se extendió a los materiales: utilizó vidrios y óleos de manera innovadora, y hasta modificó un piano con tres filas de teclas para crear escalas musicales propias, vinculando el sonido con sus lenguajes simbólicos.

Pero Xul Solar no fue solo pintor. Su faceta esotérica y astral también es fundamental para entender su obra. Practicante de astrología y creador de su propio tarot, concibió altares y objetos con significados místicos. Inventó al menos dos lenguajes construidos, Panlengua y Neocriollo, y desarrolló un juego de ajedrez simbólico llamado panajedrez, que conectaba piezas, números y sílabas con movimientos astrológicos y poéticos. Su arte era, en definitiva, un puente entre mundos posibles, un intento por expandir la percepción de la realidad más allá de lo evidente.

Su legado cultural es tan vasto como su vida. Fundó el “Pan Klub”, un espacio destinado a intercambiar ideas, lenguajes y cosmovisiones, y fue retratado en la literatura por Marechal como el astrólogo Schultze en Adán Buenosayres. Sus creaciones han sido revalorizadas en numerosas exposiciones, entre ellas la del Museo Nacional de Bellas Artes, que presentó más de 180 piezas en la muestra “Xul Solar. Panactivista”. La Fundación Pan Klub y el Museo Xul Solar continúan preservando su obra, documentos y experimentos, garantizando que su visión siga inspirando a nuevas generaciones.

Xul Solar murió el 9 de abril de 1963 en Tigre, dejando atrás un legado inclasificable, capaz de trascender categorías tradicionales. Pintor, escritor, astrólogo, músico y creador de mundos posibles, su obra sigue siendo un recordatorio del poder de la imaginación y de la capacidad del arte para conectar lo tangible con lo espiritual, lo visible con lo invisible. En un tiempo donde la creatividad muchas veces se limita a lo práctico, Xul Solar nos recuerda que el arte verdadero busca expandir los límites del universo y de la mente humana.

 

 

 

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