"Le faltan el respeto a la Universidad": recibidas en donde nadie limpia y dejan un "río" de basura en La Plata
| 19 de Diciembre de 2025 | 08:47
La postal debería haber sido distinta. Ayer, una nueva camada de egresados celebró el cierre de una etapa en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), sobre calle 6 entre 47 y 48. Hubo abrazos, lágrimas, risas, espuma, bombos y fuegos artificiales. Familias enteras acompañando un logro que demanda años de esfuerzo. Sin embargo, cuando la alegría se apagó y la noche avanzó, el frente de la facultad quedó convertido en un basural a cielo abierto en pleno centro de La Plata.
Botellas, envases descartables, restos de pirotecnia y espuma cubrían la vereda y sobre todo la calle. Nadie -ni los propios familiares- tuvo la mínima voluntad de levantar los residuos que habían generado. “Le faltan el respeto a la Universidad”, resumió con bronca un vecino de la zona, que observó cómo, tras años de estudio, el festejo terminó en un gesto de absoluto desinterés por el espacio público. “Estudian años, se reciben y parece que cuando salen con el título se olvidan de la casa que tanto tiempo los cuidó y educó”, agregó.
El panorama lamentable que dejó la tarde-noche del jueves 18 se mantuvo intacto hasta bien entrada la mañana de este viernes 19. Recién cerca de las 8, una barrendera municipal -tras dos horas de trabajo que no estaba planificado- terminó de juntar la basura en varias bolsas de consorcio, poniendo el cuerpo para reparar una desidia ajena y habitual. Una escena que se repite, como ya ocurrió en otras oportunidades en inmediaciones de la Facultad de Derecho.
Los festejos forman parte de una tradición y nadie discute el derecho a celebrar semejante logro académico. Pero dejar más de un centenar de envases tirados, junto a restos de fuegos artificiales, empaña cualquier alegría. ¿Faltan cestos? Puede ser. Pero hay contenedores a pocos metros y cumplen justamente esa función.
Mientras el personal nodocente y los trabajadores municipales vuelven a hacerse cargo de lo que otros descuidan, la pregunta queda flotando: ¿cuesta tanto celebrar y, al mismo tiempo, cuidar? Un poco de sentido común alcanzaría para que la fiesta no termine siendo, una vez más, una falta de respeto a la Universidad pública.
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