“Nadar de noche”: aprender a crecer en el agua oscura
Edición Impresa | 21 de Diciembre de 2025 | 04:15
“Nadar de noche” es un libro hecho de quiebres. Pequeñas revelaciones que hacen estallar los sueños contra la realidad y obligan a los personajes a rearmarse con lo que queda. A veces salen fortalecidos; otras, apenas sobreviven. Pero en todos los casos hay un pasaje: el fin de una ilusión, el ingreso forzado a una escala más humana —y más dura— de la vida.
Publicado por primera vez en 1991, el libro reúne cuentos atravesados por el cansancio y la confusión. “Todos los personajes están cansados y un poco perdidos”, escribió Mariana Enriquez, y esa fatiga es generacional: jóvenes que hubieran preferido serlo en otro tiempo, en otro país. “¿Por qué nos tuvo que tocar justo a nosotros este lugar y esta época de mierda para ser jóvenes?”, se pregunta Javier en “El borde peligroso de las cosas”. La frase resume un clima: el del no hay futuro dicho sin estridencias.
Forn escribe con precisión filosa y grandes silencios. Vacíos que no explican, pero intensifican. La política aparece de fondo, casi involuntaria; las geografías son reconocibles; la desdicha es íntima y argentina: cuentas vaciadas, noches químicas, parejas rotas, piscinas nocturnas. Todo se mueve con naturalidad, como si el idioma, los afectos y el dolor encontraran su forma justa.
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