“Posta La Plata”: una ciudad que se desarma y vuelve a armarse en escena

Cofradía Oscura vuelve a explorar un territorio conocido pero, también, desconocido. Una obra inmersiva, distópica y sci fi

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“Posta La Plata” entra en su tramo final de funciones en la Casa del Pueblo y lo hace reafirmando un sello propio: invitar al público a caminar, detenerse, escuchar y reconstruir un territorio que ya no es exactamente la ciudad conocida.

Ambientada entre 2084 y 2086, en una América latina atravesada por el estallido social de “La Pascua Sangrienta”, la obra presenta a un grupo de sobrevivientes que intenta sostener un modo posible de vida cuando casi todo se ha derrumbado.

La historia transcurre en un futuro donde la milicia del Restaurador domina gran parte de la región y donde “La Reina”, líder enigmática de una rebelión sangrienta, dejó marcas profundas. Desde ese escenario aparece Posta La Plata, uno de los últimos lugares en pie, convertido en refugio y punto de reunión.

La decisión de situar la distopía en la ciudad nace de una búsqueda sostenida dentro de la compañía Cofradía Oscura. Hernán Godoy y Roque Villar, director y asistente de dirección de esta obra, pero también los dramaturgos, explican en diálogo con EL DIA que les atraen las distopías porque son “espacios de frontera donde se pueden explorar situaciones que tuercen o hasta rompen normas de la vida cotidiana”. Su intención fue trabajar sobre proyecciones posibles del lugar donde viven: “Nos seduce la idea de extrañar nuestro lugar de platenses para poblarlo de mitología”.

La ciencia ficción aparece como herramienta para interrogar el presente: “Es un género estimulante para hacernos preguntas novedosas sobre nuestra condición”, afirman. Ese cruce entre lo futurista y lo cercano se vuelve parte del ADN de la obra.

El vínculo con “Yeso, una crónica platense” también es claro. En aquel proceso, recuerdan, muchos espectadores buscaban información sobre el asesino inventado para la obra. “Les parecía muy posible o creían haber escuchado algo similar”, cuentan. Ese desbordamiento de la ficción hacia la vida post-función impulsó a la compañía a insistir en esa zona difusa donde lo imaginado se mezcla con lo reconocible.

Un recorrido que se arma mientras se avanza

En “Posta La Plata”, el espacio escénico es la Casa del Pueblo: pasillos, escaleras, halls y sótanos. Allí, la obra se despliega en múltiples focos y cada espectador decide desde dónde observar. El equipo lo resume así: “Uno puede elegir dónde sentarse y su punto de vista”.

La ambientación se apoya tanto en la materialidad concreta del edificio como en el trabajo actoral, que resignifica cada rincón. El sonido también cumple un rol central, construido con referencias culturales y materiales analógicos, “de descarte, obsoletos y por momentos anacrónicos”. La intención es que la experiencia se vuelva envolvente y algo inestable, como si el público debiera reorganizar su percepción del espacio a cada paso.

En el centro de la obra aparece una inquietud que los creadores detectan en el clima social actual: “La sensación de que algo, no sabemos bien qué, siempre está por pasar”. La distopía funciona como un espejo desplazado, una manera de preguntar hasta dónde una comunidad puede soportar tensiones que se acumulan sin resolverse.

Esa pregunta se vuelve explícita en la obra: “¿Hasta qué punto estamos dispuestos a soportar coyunturas indignas, ignominiosas e injustas?”, señalan Godoy y Villar. El espectador se convierte así en un viajero dentro de esta provincia postapocalíptica desde el momento en que entra a la casona.

Una compañía que piensa la ciudad

Cofradía Oscura nació a fines de 2022 durante el proceso de la obra anterior, la mencionada “Yeso”. Desde entonces mantienen una línea estética que combina inmersión, investigación espacial y actuación rioplatense. “Nos corremos de una puesta clásica a la italiana, buscando el involucramiento directo del espectador”, comparte.

En “Yeso” trabajaron el terror desde un enfoque distinto, lejos del sobresalto fácil. “No queríamos una lógica del efecto, como un trencito fantasma”, recuerdan. La tensión aparece en otro lado: en la proximidad con la acción, en una actuación que se vuelve “peligrosa por su potencia expresiva”, no en un sentido literal, sino porque exige participación y atención.

Esa misma búsqueda se proyecta en “Posta La Plata”, donde la ciudad se vuelve un campo de experimentación: un mapa alterado, posible, inquietante, que redefine la relación entre escena y público.

Con las actuaciones de Eugenia Álvarez, Pamela Craco, Hernán Godoy, Alejandro Piro, Ricardo Spalletti, Denise Touyaa y Roque Villar, “Posta La Plata” ofrecerá las últimas funciones del año este domingo y el próximo, siempre a las 20, en la Casa del Pueblo, ubicada en 49 entre 9 y 10. Las entradas se pueden reservar por Alternativa Teatral.

 

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