Movidas en una interna bonaerense, que apunta más allá de 2025

Al final, Axel Kicillof se animó: parió el “kicillofismo” o el “axelismo” (se verá que “ismo” se utiliza), su corriente interna dentro del peronismo bautizada con el nombre mucho más ecuménico de “Movimiento Derecho al Futuro”. Que es lo mismo que decir que con Javier Milei no hay futuro. Porque ese es el objetivo coyuntural central de la movida: fortalecer su perfil de perfecta contracara del presidente libertario. Un papel que, digámoslo, se lo empezó a apropiar Cristina Kirchner, con su jugada de quedarse con la conducción del PJ a nivel nacional y los fuertes pronunciamiento en redes contra el gobierno, que van desde chicanas pequeñas a grandes diferencias conceptuales.

La presentación oficial del espacio, comunicada el sábado último, fue leída por el cristi/camporismo como una movida a destiempo (“Desubicada”, se dijo). La plasmación de la “traición” que sentían que se acunaba en La Plata desde el momento en que Axel jamás se explayó a favor de la entronización de Cristina en el peronismo e incluso coqueteó con la candidatura a ese puesto del efímero rival de la dama, el mandatario riojano Ricardo Quintela, quien finalmente declinó aspiraciones.

La foto nacional de la conducción del PJ -75 consejeros nacionales- es hoy un muestrario de dirigentes cristinistas que bregan por una consigna: “Cristina Presidenta” (de la Nación, obviamente). Lo que se vio en la reunión de anoche en la sede de la calle Matheu. Eso explica lo revulsivo que, para ese espectro, es el lanzamiento oficial del movimiento axelista: el gobernador está anunciando que comenzó su trabajo político para quedarse con ese sitial electoral, para ser la figura que enfrente al oficialismo libertario en 2027. Y, lo peor para los cristi/camporistas, procurar un debate interno para “reconstruir” al peronismo con una perspectiva “de futuro”, como dice el documento fundacional. O sea, basta de “pasado”. ¿Alusión al apellido Kirchner?

Habrá que reconocerle a Cristina una cosa: ella pidió, después de la derrota de 2023, en la que tuvo responsabilidad más allá de que nunca lo admitirá, que alguien se hiciera cargo del “bastón de mariscal” para conducir la que en los hechos es la principal fuerza de la oposición. En ese momento nadie aceptó el convite. Es más: la mayoría de los gobernadores del PJ se volcaron a posturas colaboracionistas con la Casa Rosada. Necesidades de “caja”.

La posibilidad de la independencia de Kicillof de la tutoría de la expresidenta comenzó cuando ella ya había sepultado la idea del retiro y que fue consolidándose como su regreso activo a medida que Milei profundizaba el “ajuste más grande de la historia”, según las palabras del propio libertario.

En su nueva cruzada, Axel consiguió adhesiones de más de 40 intendentes justicialistas de la Provincia (hubo un trío de buen diálogo con Máximo Kirchner que se bajó el domingo con la excusa de que no habían autorizado a poner sus nombres en el comunicado), siete diputados nacionales, 13 legisladores provinciales, infinidad de organizaciones sindicales, desde centrales nacionales como la CGT o la CTA a regionales y locales, y movimientos sociales. No participa el Frente Renovador de Sergio Massa, una tercera pata del oficialismo provincial.

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En cierta forma Axel aspira a ser eso que es Massa en términos reales: un espacio supuestamente con identidad propia de perfil peronista, que finge demencia diciendo que nunca fue kirchnerista puro y que se sienta en la mesa de las decisiones. Así, el gobernador procura fortalecer esa tercera pata de la mesa que se supone es él mismo. Ahora tiene un respaldo político orgánico.

Tensión sin ruptura

La movida de Kicillof, anunciada como no rupturista, obviamente tensó más la relación ya complicada con el cristi-camporismo. Básicamente porque la amenaza de aquello que dice que no quiere hacer, romper con Cristina y Máximo, ahora está latente, es una advertencia que ha dejado de ser improbable. Y, por cierto, echa un manto de dudas sobre lo que vaya a pasar en la Legislatura provincial, donde ya se vivía una cierta distancia entre axelistas y cristinistas dentro de un bloque de Diputados peronistas de 37 almas. Once de ellas -más dos senadores- avalaron el lanzamiento del Movimiento Derecho al Futuro.

Si el camporismo hace dos meses le quiso cambiar más de 70 artículos al proyecto de Presupuesto 2025 que mandó la gobernación, ¿qué pasará ahora que el enfrentamiento es mucho más abierto? Para Axel es crucial la posible respuesta. Porque más allá de esa ley, que probablemente nunca salga, el gobernador debe definir toda la cuestión electoral, que incluye la posible eliminación de las Primarias Abiertas bonaerenses.