¿Qué es lo que más ayuda a la longevidad?

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El debate sobre qué factor es más determinante para alcanzar los 100 años de vida con calidad enfrenta a expertos de distintas disciplinas. Médicos clínicos, psicólogos, psiquiatras, cardiólogos, gerontólogos, preparadores físicos, profesores de educación física y kinesiólogos han manifestado posturas divergentes respecto a si la clave de la longevidad radica en la alimentación, la actividad física, el descanso o la sociabilidad.

Para algunos, la dieta es el pilar fundamental. “Lo que comemos determina en gran medida nuestra salud y longevidad”, sostienen médicos clínicos y cardiólogos. Según ellos, una alimentación equilibrada, basada en frutas, verduras, proteínas magras y grasas saludables, es la estrategia más eficaz para prevenir enfermedades cardiovasculares y metabólicas. Además, argumentan que la reducción del consumo de ultraprocesados, azúcares refinados y sodio disminuye la inflamación crónica y retrasa el envejecimiento celular.

En contraposición, los preparadores físicos y kinesiólogos enfatizan la importancia del ejercicio. “El cuerpo está diseñado para moverse, y la inactividad acelera el deterioro físico y cognitivo”, afirman. Para ellos, el mantenimiento de la masa muscular, la movilidad y la resistencia cardiovascular son esenciales para conservar la independencia en la vejez. Investigaciones han demostrado que quienes realizan actividad física regularmente tienen menos probabilidades de desarrollar enfermedades neurodegenerativas y mantienen una mejor salud mental con el paso de los años.

Por su parte, psiquiatras y psicólogos defienden que el sueño reparador es el factor clave en la longevidad. “Sin un descanso adecuado, el cuerpo y la mente no pueden regenerarse”, explican. Dormir entre siete y ocho horas diarias, evitar la exposición a pantallas antes de acostarse y mantener una rutina de sueño estable son prácticas esenciales para la salud cerebral y emocional. Diversos estudios han vinculado la privación del sueño con el aumento del estrés, la depresión y la aceleración del envejecimiento.

En tanto, gerontólogos y sociólogos sostienen que la sociabilidad es el componente más determinante para una vida larga y plena. “Las relaciones interpersonales son el mejor predictor de la longevidad”, argumentan. La falta de vínculos afectivos sólidos se asocia con mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, deterioro cognitivo y depresión. Mantener una red social activa, compartir momentos con seres queridos y tener un propósito en la vida son aspectos que fortalecen el bienestar emocional y físico.

Si bien el debate continúa, lo cierto es que la combinación de estos factores es lo que garantiza un envejecimiento saludable. Cada especialista aporta una perspectiva valiosa, pero la longevidad no se sostiene en un solo pilar, sino en la armonía entre alimentación, actividad física, descanso y relaciones humanas. Más que una competencia entre disciplinas, el desafío es integrar estos hábitos en la vida diaria para alcanzar los 100 años con plenitud y bienestar.

 

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