Reacciones de sorpresa en Puerto Madero

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La aparición de un robot humanoide en Puerto Madero, hace algunas semanas, generó sorpresa entre los peatones, quienes registraron el momento con sus teléfonos. Ver un robot en la calle, interactuando con la gente, evidenció un futuro que hasta hace poco parecía exclusivo de la ciencia ficción. Este episodio en Buenos Aires se suma a una tendencia global donde la robótica comienza a ganar presencia en espacios públicos.

Los ingenieros y técnicos informáticos explican que estos avances son posibles gracias a la inteligencia artificial, que permite a los robots interactuar de manera dinámica. Su uso se expande desde la atención al cliente hasta la seguridad y la compañía para adultos mayores. Sin embargo, su presencia en entornos cotidianos plantea interrogantes sobre la regulación y su impacto en el empleo.

Los tecnólogos advierten que la integración de los robots en la vida diaria es irreversible. Aunque pueden generar eficiencia en distintas industrias, también despiertan preocupaciones sobre la sustitución de puestos de trabajo y la necesidad de capacitar a la población para nuevos roles. Además, se plantea el debate sobre el equilibrio entre los beneficios tecnológicos y sus desafíos sociales.

Los terapeutas analizan el impacto emocional de esta interacción humano-máquina. La posibilidad de que las personas generen vínculos emocionales con los robots podría alterar la manera en que se relacionan entre sí. Con su creciente presencia, los robots ya no son un concepto de ficción, sino una realidad que plantea nuevos desafíos para la sociedad.

 

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