Reuniones valiosas para evitar incidentes en el “Último Primer Día”
Edición Impresa | 2 de Marzo de 2025 | 04:28

Muchos colegios públicos y privados de la Ciudad coincidieron en estas jornadas en buscar acuerdos con padres y estudiantes para evitar desmanes relacionados al denominado “Último Primer Día” de clases, destinándose también esos encuentros para analizar la incidencia de los consumos problemáticos y hallar fórmulas para garantizar un festejo seguro, respetuoso del derecho al descanso de los vecinos.
Se conoce que esta ruidosa celebración que desde hace 15 años realizan los alumno del sexto año del secundario ha derivado en algunas oportunidades en graves incidentes. Y que esto ha venido generando ya una expresa inquietud de los vecinos que, como se sabe, en años anteriores padecieron las consecuencias de situaciones alarmantes, como estallidos de bombas en la madrugada, peleas en la calle y otros desbordes.
Tal como se informó en este diario, para evitar este tipo de situaciones en establecimientos educativos de la Ciudad se analizaron en estos días diversas alternativas en busca de garantizar, al menos, una diversión sana y segura de los jóvenes.
Como se sabe, los alumnos que se graduarán como bachilleres a fin de año se reúnen la noche previa al regreso a las aulas, como una manera de comenzar a despedirse de la etapa escolar. Se encuentra ya tan consolidado ese festejo que se lo conoce por su sigla UPD (Último Primer Día).
Campañas a través de redes sociales, reuniones familiares y acuerdos previos con los adolescentes son algunas de las modalidades que se ponen en práctica para el desarrollo del ya tradicional festejo.
Sin embargo, con los años, el desarrollo de esta suerte de festividad, por los graves incidentes registrados en la vía pública en horas de la madrugada, se fue necesario que autoridades, profesores y padres se involucren en la organización, a causa también del consumo excesivo de alcohol entre los adolescentes. Muchos chicos que llegaban alcoholizados al inicio de clase fueron rechazados y devueltos a sus hogares por las autoridades de los colegios.
En los últimos años también surgió como alternativa el alquiler de salones de fiesta, que a diferencia de las anteriores, generalmente, no requiere de la supervisión de los adultos.
No es el caso aquí reseñar algunos de los graves episodios que se registraron en la vía pública, con algunos jóvenes alcoholizados, víctimas de un total estado de descontrol, ni tampoco detenerse en el hecho de que, en esos casos, algunos padres fueron vistos filmándolos en esos momentos como si los chicos estuvieran desarrollando alguna acción ejemplar o digna de ser recordada.
Es de esperar que los padres y educadores inculquen en los jóvenes la necesidad de valorar el respeto que debe guardarse a todas las personas y de adhesión a la cultura del esfuerzo, no a la del escándalo. Los jóvenes deben conocer en dónde se encuentran los límites y que ellos deben capacitarse como personas de bien, útiles para el país y para la convivencia social.
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