Las mejores técnicas para entrenar con saltos

Si bien su impacto en la fuerza, la resistencia y la salud ósea es innegable, es clave considerar la individualidad de cada persona para evitar lesiones innecesarias

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Saltar no es solo cosa de chicos. Aunque muchas veces se asocia el acto de impulsarse en el aire con el juego infantil, la ciencia del entrenamiento y la medicina deportiva coinciden en que incorporar ejercicios de salto en la rutina de actividad física tiene beneficios sustanciales. Ya sea a través del uso de una cama elástica, el tradicional salto a la soga o movimientos pliométricos, esta práctica contribuye al fortalecimiento muscular, mejora la coordinación y la salud cardiovascular. Sin embargo, especialistas en educación física y medicina advierten que el impacto articular debe ser considerado con atención para evitar lesiones.

Los profesores de educación física destacan que los saltos son una excelente herramienta para potenciar la potencia y la resistencia muscular. “Saltar involucra una gran cantidad de grupos musculares y mejora la capacidad explosiva del tren inferior”, explican. En deportes como el básquet o el vóley, el salto es un componente esencial, pero incluso para quienes no practican disciplinas específicas, esta actividad ofrece un desafío cardiovascular importante. “Al alternar fases de impacto y suspensión, el cuerpo se ve obligado a coordinarse de manera eficiente, lo que fortalece la propiocepción y el equilibrio”, agregan.

Desde la medicina, los traumatólogos advierten sobre los riesgos asociados al alto impacto, en particular en personas con antecedentes de lesiones articulares o sobrepeso. “El impacto repetitivo en superficies duras puede generar desgaste en las articulaciones, en especial en rodillas y tobillos”, señalan. Para reducir riesgos, recomiendan optar por superficies más amigables, como césped, colchonetas o incluso camas elásticas, que amortiguan el golpe y disminuyen la carga sobre las articulaciones. “En estos casos, la cama elástica permite un trabajo aeróbico eficiente sin el impacto agresivo del asfalto o el cemento”, puntualizan.

Los kinesiólogos analizan que el salto a la soga, un clásico del entrenamiento pugilístico y funcional, es un ejercicio altamente efectivo cuando se ejecuta con la técnica adecuada. “No solo mejora la resistencia cardiovascular, sino que fortalece la estructura ósea debido a la carga intermitente sobre los huesos, lo que puede ser beneficioso para la prevención de la osteoporosis”, explican. No obstante, advierten que la postura es clave para evitar lesiones. “Deben evitarse los saltos con los talones, ya que la descarga debe distribuirse en el antepié para minimizar el impacto”, precisan. Además, sugieren que quienes tengan problemas en la zona lumbar o en las rodillas consulten con un profesional antes de incorporar este ejercicio a su rutina.

Las variaciones de los saltos también son fundamentales para adaptar la intensidad a cada persona. “No es lo mismo hacer saltos con carga adicional que saltos pliométricos de alta velocidad”, detallan los profesores de educación física. Para quienes se inician, sugieren comenzar con movimientos más suaves y controlados, como saltos en un solo lugar o sobre superficies amortiguadas. “El cuerpo necesita adaptarse progresivamente a la demanda mecánica para evitar sobrecargas”, aseguran.

En conclusión, los saltos representan un estímulo de alto valor en cualquier entrenamiento, siempre que se realicen con la técnica y la progresión adecuadas. Si bien su impacto en la fuerza, la resistencia y la salud ósea es innegable, es clave considerar la individualidad de cada persona para evitar lesiones innecesarias.

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