El caso del policía en pantalones cortos y un extraño robo en Gonnet

Fue en 27 entre 488 y 489. Sospechan de un operativo fuera de todo protocolo de intervención, con objetos que desaparecieron

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El caso es investigado no solo por la fiscal María Eugenia Di Lorenzo, titular de la UFI Nº 17 de La Plata, sino también por la Policía Judicial, dependiente de la Procuración bonaerense, y Asuntos Internos. Estamos hablando del misterioso robo ocurrido en una vivienda de Gonnet, ubicada en la cuadra de 27 entre 488 y 489. Ocurrió el 25 de febrero pasado, cuando una familia llamó al 911, porque se había activado el sensor de la alarma que cubre el fondo de la propiedad. Era de noche y tenían miedo. Más con las noticias de los incesantes robos que se registraban por el barrio. Sin embargo, no había ningún delincuente. Bueno, eso es lo que ahora se intenta determinar, porque, en principio, de las diligencias que realizó una comitiva policial en ese domicilio no surgieron indicios de ninguna intrusión y sin embargo desaparecieron igual una cartera, una billetera (con dinero y documentación), una notebook y un reloj pulsera.

La escena fue dantesca. Incluso por la presencia de un supuesto efectivo, vestido como tal de la cintura para arriba, porque después llamó mucho la atención de que tuviera pantalones cortos.

De por sí, una vez que pasó todo y se pusieron a analizar lo sucedido, consideraron extraño que a una denuncia de robo acudan seis agentes, cuando la regla marcada por la realidad es que no aparezca nadie o, con suerte, uno o dos. Pero en este caso apareció un pelotón.

Primero fueron tres, dos hombres y una mujer y, al rato, otros dos, que lucían camperones con la sigla FBA, pantalones azules y borcegos. Todo en base a las actuaciones a las que tuvo acceso este diario.

Por si fuera poco, mientras los cinco oficiales recorrían el jardín con linternas, apareció el sexto agente, el del pantalón corto, que enfiló hacia el patio y enseguida salió de la finca junto a los dos que tenían las camperas.

El procedimiento culminó instantes después con la novedad de que en el exterior del inmueble no había pasado nada raro, tal vez la sospecha de que el paso de un gato pudo haber activado la señal sonora, aunque el infierno estaba puertas adentro.

Es que cuando ya no quedaban policías en la vivienda y, la familia repasaba el episodio, saltó la novedad de un faltante y de los otros, como en un efecto dominó. ¿Alguno de los efectivos se llevó lo que no debía? ¿Eran todos miembros de la fuerza? ¿Por orden de quién actuaron?.

Esos son algunos de los interrogantes que ahora intentan despejar los pesquisas.

Como primera medida, analizan las cámaras de seguridad de la zona para saber si pueden identificarlos y también pidieron un informe del AVL, que es el GPS que tienen todos los patrulleros, para saber qué móvil acudió a la denuncia y quiénes eran sus ocupantes.

Demás está decir que la Auditoría de Asuntos Internos no le pierde pisada al tema y, conjuntamente con la Justicia, busca desentrañar qué ocurrió y quiénes pudieron tener relación con lo denunciado.

La familia se sintió estafada en su buena fe y por eso decidió exponer el hecho para que se llegue hasta las últimas consecuencias.

 

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