Usan algas para reducir gases de efecto invernadero
Edición Impresa | 15 de Mayo de 2025 | 03:09

Frente a las costas de Triabunna, en la isla australiana de Tasmania, una finca de 1.800 hectáreas se ha especializado en el cultivo de asparagopsis, un alga que reduce el metano que produce el ganado y contribuye así a la lucha contra el cambio climático.
Según la investigadora Fran Cowley, más de cuarenta estudios científicos han establecido sus beneficios.
Esta alga roja, abundante en las costas de Tasmania, se convierte en un complemento alimenticio integrado en el forraje o el grano y reduce el metano de los eructos y las flatulencias de los rumiantes.
Según la organización de Naciones Unidas para la agricultura y la alimentación (FAO), debido a su proceso de digestión, los rumiantes producen alrededor de un tercio de las emisiones de metano, el segundo gas de efecto invernadero más importante en el origen del calentamiento global actual.
“Si se usa una medición precisa de la inhibición del metano, la asparagopsis puede suprimir el 95% de la producción de metano de los animales que lo ingieren”, apunta Cowley, profesora de la escuela de Ciencias Rurales y Ambientales de la Universidad de Nueva Inglaterra.
Resultados
El método se probó en instalaciones para engordar ganado en Queensland (Australia). Tras 200 días, las emisiones generadas por los animales se redujeron a la mitad en comparación con aquellas registradas cuando el ganado no recibía suplementos, según los resultados publicados en agosto de 2024.
Según Cowley, el bromoformo que contienen las algas influye en el sistema digestivo para reducir los eructos y las flatulencias pero no tiene un impacto negativo en la salud del ganado ni tampoco en la carne ni la leche.
“El bromoformo puede ser cancerígeno pero se administra en una cantidad muy pequeña y se disuelve completamente en el vientre, no hay acumulación en la leche ni en la carne, que, además, no se ven afectados ni el sabor ni la consistencia”, explica la investigadora.
En Triabunna, en el este de Tasmania, Sam Elsom, director de Sea Forest, ha creado una enorme granja marina para fabricar complementos alimenticios a partir de algas, en forma de aceites, gránulos y piedras para lamer.
Tras quince años en la industria textil, Elsom puso en marcha el proyecto en 2019 con la ambición de convertirlo en “el catalizador de la agricultura sostenible, sin costo adicional para los agricultores o consumidores”.
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