El Mortero: 65 años de buen pan y tradición familiar
Edición Impresa | 15 de Mayo de 2025 | 06:35

Por CECILIA FAMÁ
Cada 17 de mayo se conmemora el Día Internacional de la Panadería, una oportunidad para valorar el oficio, el aroma a pan recién horneado y la historia que guardan estos comercios de barrio. En La Plata, El Mortero ocupa un lugar especial en la memoria colectiva: con 65 años de historia, sigue siendo un ícono de tradición y buen pan.
Alfredo Miró compró la panadería en 1960. Ubicada en 64 N°322 entre 1 y 2, en pleno barrio Mondongo, mantiene intacto su horno de ladrillo —uno de los pocos que quedan en la ciudad— y las recetas originales que fueron pasando de generación en generación.
“Hace 65 años mi papá compró esta panadería. Se vinieron a vivir mis padres y mi hermana más grande (Marisa) desde Avellaneda a La Plata. Se mudaron para empezar desde cero. Acá nacimos Rosana y nosotros dos, que somos mellizos (Francisco y Pablo). Toda nuestra vida transcurrió acá”, cuentan los hermanos varones, que son quienes están hoy al mando del negocio familiar.
Las mini facturas, de todas la variedades, un clásico del lugar
La casa y la panadería convivían en un mismo lote: local al frente, vivienda chorizo en el medio y la cuadra de panificación con su horno de ladrillo de seis metros de diámetro al fondo. Con el paso del tiempo, y tras el retiro de Alfredo, sus hijos ampliaron las instalaciones y sumaron nuevos espacios de trabajo, pero siempre conservando la esencia.
Hoy, Francisco Miró es quien madruga más: llega cada día a la 1 de la mañana, seguido por el personal de cuadra que comienza a las 2:30. A esa hora se elaboran las primeras piezas de pan para que todo esté listo cuando el local abre a las 7. Luego continúan con pizzas, empanadas, tartas, postres y otras delicias que caracterizan a El Mortero.
“Fuimos aprendiendo el oficio desde chicos. Cuando todos se iban a bailar, nosotros estábamos acá ayudando a mi papá. Si faltaba alguien, cubríamos su puesto. Esta es nuestra vida”, recuerda Pablo, quien además conoció allí a Roxana, su esposa desde hace 35 años, con quien tiene dos hijos, Luciano y Ramiro. Al más chico, se lo puede ver a diario del otro lado del mostrador, en la atención al público.
El pan y todos los productos conservan la receta original “de toda la vida”. Tienen decenas de opciones
El Mortero es una panadería de barrio, con clientela fiel que se transmite de generación en generación. “Tenemos a los vecinos de siempre y a los nietos de los primeros clientes, que siguen viniendo desde distintos puntos de la ciudad a buscar pan, facturas, postres o nuestro famoso pan dulce, que hacemos todo el año”, explica Pablo.
Las mini facturas, con un clásico también: preparan todas las variedades en formato pequeño, desde las medialunas, los vigilantes… todo en formato mini.
En las vitrinas de El Mortero conviven los panes clásicos —mignon, flauta, fugaza— con propuestas más actuales: pan negro, con semillas, andino, sin sal, de salvado, de centeno y las tradicionales galletas marineras. “Nos caracterizamos por ofrecer buen pan y mucha variedad. Y todo lo hacemos con harinas de molinos de La Plata y recetas originales”, señalan.
Además, para fechas patrias como el 25 de Mayo o el 9 de Julio, preparan locro y empanadas, y en cualquier momento del año es posible disfrutar su pan dulce chato, cargado de frutas y frutos secos.
Los hermanos Miró junto al equipo de panaderos de la cuadra de El Mortero. De martes a domingos trabajan todas las madrugadas para tener los productos listos a las 7, cuando abre el local
El equipo de trabajo también mantiene ese aire de familia y continuidad: desde Cacho, panadero de toda la vida, hasta el resto del personal histórico que acompaña el proyecto.
A 65 años de su apertura, El Mortero sigue siendo un referente de calidad, calidez y tradición en La Plata. Un espacio donde el oficio panadero sigue vigente, se respeta el producto artesanal y se celebra, cada día, el ritual de compartir buen pan.
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