El envejecimiento según la ciencia: cómo nos hacemos viejos por dentro
Edición Impresa | 18 de Mayo de 2025 | 06:24

Por años, cuando se hablaba de envejecimiento, la conversación solía quedarse en las canas, las arrugas o los dolores de rodilla que aparecen sin invitación. Pero la ciencia actual va mucho más allá. Hoy, investigadores de todo el mundo están mirando el paso del tiempo como un fenómeno mucho más complejo, que no solo se ve, sino que también se mide en lo más profundo de nuestras células. Las claves no están solo en lo que hacemos o dejamos de hacer, sino en mecanismos biológicos que trabajan —o dejan de hacerlo— silenciosamente en nuestro interior.
Entre los grandes protagonistas de este nuevo enfoque científico del envejecimiento, hay uno que suena casi como un invento de ciencia ficción: los relojes epigenéticos. Se trata de herramientas que permiten saber la “edad biológica” de una persona, es decir, cuánto ha envejecido su cuerpo más allá de los años que dice su documento. Lo hacen midiendo marcas químicas en el ADN, llamadas “metilaciones”, que actúan como señales para encender o apagar genes. En palabras de los expertos, no se trata de cambios en la estructura del ADN, sino de pequeñas modificaciones en cómo se expresan los genes. Y eso, en definitiva, puede decir mucho sobre el estado general de salud, el riesgo de enfermedades crónicas o incluso la expectativa de vida.
“La edad cronológica es solo un número”, dicen muchos científicos que trabajan en biología del envejecimiento. “Lo que realmente importa es la edad biológica. Dos personas pueden tener 60 años en el calendario, pero sus cuerpos pueden funcionar como si tuvieran 50… o 70”. Según quienes estudian estos relojes epigenéticos, el estilo de vida influye —alimentación, ejercicio, estrés, descanso—, pero también hay factores que aún no se comprenden del todo y que podrían estar marcados desde antes de nacer.
Otra pieza clave en este rompecabezas celular es la llamada senescencia. Aunque suene técnica, la idea es simple: con el tiempo, algunas células dejan de dividirse, entran en una especie de “jubilación” forzosa. No mueren, pero tampoco trabajan como antes. Y lo que es peor: muchas veces empiezan a liberar sustancias que inflaman los tejidos vecinos, generando un ambiente propenso a enfermedades. “La senescencia celular es una espada de doble filo”, explican los investigadores. “Por un lado, evita que las células dañadas se multipliquen, lo cual es una defensa contra el cáncer. Pero por otro, si se acumulan muchas células senescentes, contribuyen al deterioro general del organismo”.
Los adultos se interesan por los avances de estos estudios / Freepik
Este descubrimiento ha llevado a buscar maneras de eliminar esas células “retiradas” con medicamentos que ya tienen nombre propio: senolíticos. Algunos ya están en pruebas clínicas, y los resultados preliminares muestran mejoras en la salud de órganos como los riñones, el corazón y hasta el cerebro. Aunque todavía falta tiempo para que estén disponibles en el consultorio del médico de cabecera, los avances entusiasman.
Además de los relojes epigenéticos y la senescencia, hay otros procesos moleculares que los científicos siguen de cerca. Uno de ellos tiene que ver con el acortamiento de los telómeros, que son como los protectores de los extremos de los cromosomas. Con cada división celular, estos telómeros se hacen más cortos, y cuando se vuelven demasiado pequeños, la célula ya no puede dividirse más. También están las alteraciones en las mitocondrias, las fábricas de energía de la célula, que con los años producen más desechos que combustible. Y como si fuera poco, el sistema inmunológico empieza a funcionar de manera más errática, lo que explica por qué los mayores tienen más riesgo de infecciones o responden peor a las vacunas.
Frente a esta complejidad, la ciencia no busca una única solución mágica, sino entender cómo interactúan todos estos mecanismos. Algunos investigadores sostienen que el envejecimiento no es una enfermedad en sí misma, sino el resultado acumulado de múltiples fallas celulares. Otros creen que, si se logran revertir ciertos procesos, se podrían extender no solo los años de vida, sino sobre todo los años con buena salud, lo que llaman “longevidad saludable”.
❑ ¿Cuántos años tiene tu cuerpo en realidad? La ciencia usa relojes epigenéticos para medir tu edad biológica, más precisa que la del DNI.
❑ Células que envejecen mal: la senescencia celular frena el cáncer, pero también causa inflamación y enfermedades crónicas.
❑ Tus cromosomas se desgastan: los telómeros se acortan con cada división celular. Cuando ya no quedan, la célula deja de funcionar.
❑ ¿Y si envejecer fuera opcional? Científicos investigan cómo revertir fallas celulares para alargar la vida con salud.
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