Pese a los reclamos, el servicio del tren La Plata-Constitución sigue con deficiencias

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A inicios del mes de febrero pasado se trató en las columnas de este diario sobre la necesidad de que la línea ferroviaria entre La Plata y Plaza Constitución normalizara su servicio, señalándose que desde meses anteriores venía sufriendo una serie de circunstancias que lo condicionaba, tales como recambio de durmientes y de vías, reparación de andenes y de otras instalación, así como por los paros dispuestos por el sector gremial o los cortes de vías realizados por grupos ajenos al ferrocarril que impidieron el paso de las formaciones.

Una de esas situaciones anormales, que le quitan confiabilidad a un medio de transporte tan vital para la población platense que debe trasladarse a capital federal u otras localidades del Conurbano, se reiteró días atrás al haberse retrasado la formación que debía salir a las 6:15 desde Constitución, con llegada prevista a las 7:36 a la Terminal de nuestra ciudad.

Se detallan estos horarios para dejar a la vista que el tren Roca entre ambas capitales en promedio demora más de 1 hora y 15 minutos para recorrer una distancia de 50 kilómetros, algo que, de por sí, marca otra seria deficiencia del servicio.

Luego se confirmó que esa formación no pudo partir por “problemas técnicos” en la prestación del Roca, sin ofrecerse otros detalles. El siguiente tren, que partió de Constitución a las 7, “estaba llenísimo”, según detallaron los pasajeros, cuyas quejas no dejan de reiterarse en los últimos tiempos.

Circulación de las formaciones a velocidades mínimas, tardanzas en unir las terminales La Plata-Constitución, formaciones que sufren averías y que obligan, en algunas oportunidades, a que los pasajeros traten de seguir sus viajes en algún micro que pase cerca, forman parte de esa endémica sucesión de problemas. Por lo pronto, es una buena señal de que se estén realizando obras desde el tramo de Villa Elisa hasta la estación de 1 y 44, aunque por varios días los platenses tendrán un servicio acotado.

Se ha señalado en muchas ocasiones que, pese a que está acotado a itinerarios fijos, el ferrocarril es hoy el servicio estrella de transporte en el mundo, tanto de millones de pasajeros como de cargas. En nuestro país no está mal decir por una cuestión económica por la diferencia en el precio del boleto con los ómnibus.

A tal punto es así -su importancia como medio de transporte- que, en lo que se refiere al traslado de personas sobre en los países más desarrollados, está obligando a las poderosas líneas aéreas a modernizar y a volver más económicas sus viajes para poder competir.

Sin embargo, en nuestro país, el ferrocarril no sólo no se actualiza sino que sigue en permanente retroceso. De los ramales cerrados no se conoce que se haya recuperado alguno. Y los que funcionan exhiben, en muchos casos, una obsolescencia inexplicable.

Con un tránsito automotor colapsado por el explosivo incremento del número de vehículos, el sistema ferroviario resuelve de manera casi total, menos costosa y más rápida el desplazamiento de millones de personas en los centros poblados. De modo que su decadencia en nuestro país carece de toda justificación.

La capital de la provincia más rica del país y la capital de la Argentina merecen contar con un servicio ferroviario moderno, rápido y confiable. No debiera existir ningún motivo para impedir que se mejore en forma sustancial la prestación del ferrocarril Roca entre ambas ciudades.

 

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