Labios paspados
Edición Impresa | 1 de Junio de 2025 | 03:35

Por CARLOS ALEMAN
Me pasó a buscar en su auto de alta gama, subí y la saludé.
—¿A dónde vamos?
—A ver jugar a las chicas.
Llegamos al club, había un torneo, vimos los partidos entre charla y risas.
Terminado el torneo nos sentamos en el pasto a tomar mates. Ella me contó que había jugado al hockey toda la vida. Practicaba después de los entrenamientos con el palo y la bocha, de día o de noche, con frío o con calor. También que con sus amigas se quedaban en el club después de que cierre y por ultimo, me contó de una fiesta en la que llovía y se fue con un pibe a la pileta y ahí estuvieron a los besos. Yo también tenía ganas de besarla, romper el hechizo, dejar de ser sapo y convertirme en príncipe, pero yo siempre fui sapo de otro pozo y a ella no le gustan los príncipes.
Volvimos a mi casa, la salude con un beso en la mejilla y no pude sentir sus labios húmedos y calientes. Será por eso que tengo los labios paspados.
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