Pedro Sánchez, contra las cuerdas en España

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“¡Traidor, indecente, corrupto!”. El grito, lanzado desde las bancas del Partido Popular (PP) durante la última sesión en el Congreso, no deja lugar a dudas: Pedro Sánchez vive sus horas más oscuras como presidente del gobierno de España. El escándalo de corrupción que golpea de lleno a su entorno más cercano ha desatado una tormenta política que pone en jaque la estabilidad de su mandato y acelera el desgaste de una coalición ya fracturada.

A siete años de haber llegado al poder, el líder del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) enfrenta una de las peores crisis de su gestión. La Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil ha revelado un informe de 490 páginas que involucra al exministro de Transporte, José Luis Ábalos, y al ahora exsecretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, en una presunta red de sobornos vinculada a la adjudicación de obras públicas.

Ambos dirigentes formaron parte del círculo íntimo de Sánchez. Con ellos recorrió el país en 2016, tras ser depuesto, para reconstruir su liderazgo en el partido. Hoy, los nombres de esos colaboradores históricos aparecen en grabaciones, chats y documentos que alimentan, día tras día, una marea de desconfianza hacia el oficialismo.

El presidente intentó contener el daño con un gesto público de contrición. Desde la sede del partido pidió disculpas y se mostró demacrado, en una puesta en escena que sus opositores calificaron de calculada. Pero sus palabras no lograron calmar ni a sus rivales ni a sus propios aliados.

Desde el ala izquierda del gobierno, Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda y líder de Sumar, advirtió con crudeza: “Las explicaciones (de Sánchez) son insuficientes. No es verdad que la corrupción sea inevitable”.

 

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