Injustificados ataques a docentes y un paro que debió evitarse
Edición Impresa | 27 de Junio de 2025 | 02:03

Una vez más se reiteraron las agresiones contra docentes en escuelas de nuestra ciudad y no debe dudarse un instante en definir a esos ataques físicos o verbales como injustificables y merecedores de la aplicación, llegado el caso, de sanciones penales a los responsables.
Lo ocurrido en los últimos días en el Normal 2 “Dardo Rocha” , en la primaria 92 de Gorina y los episodios de violencia sufridos en las últimas semanas por docentes de las escuelas también públicas, las secundarias 8 y 12 ubicadas en el casco urbano de La Plata, conforman una sucesión de episodios que deben ser investigados a fondo por las autoridades policiales, judiciales y desde luego por el área educativa, ya que no se condicen en nada con lo que debe ser un sistema de aprendizaje.
Sin entrar en consideración particular de cada caso, se trata, en síntesis, de incidentes que se suman a una larga lista de agresiones físicas y verbales sufridas por docentes por parte de familiares de alumnos, que por su gravedad deben ser no sólo investigadas y reprimidas, sino también incluidas en el contexto de una creciente violencia que afecta también a médicos y auxiliares den hospitales públicos y que encuentra en las calles, con otras víctimas y escenarios propicios.
Cabe recordar que en junio de 2023 episodios de esta naturaleza derivaron en el abrazo simbólico de una escuela de Melchor Romero en repudio a las amenazas de muerte que un padre habría formulado contra un maestro de la primaria. Tal como se dijo allí se reunieron padres, docentes y alumnos para visibilizar el conflicto y pedir el fin de la violencia.
En esas instancias un gremialista del sector docente pidió que en las escuelas se incorporaran “equipos interdisciplinarios donde psicólogos, trabajadores sociales y psicopedagogos puedan trabajar estos conflictos”. En otro de los casos ocurridos hace dos años se llegó a afirmar que algunos de los padres habrían acudido armados a las escuelas.
Nuestra sociedad no puede permitir, en modo alguno y por ninguna causa, que no se respete a los docentes y, mucho menos, que sean víctimas eventuales de agresiones físicas o amenazas. Si se permite que tales extremos se conviertan en habituales, se estaría ya demasiado lejos de la necesidad de prestigiar la tarea de maestras y maestros en la Provincia, que además merecen mejores condiciones salariales y laborales.
En cuanto a la medida de protesta adoptada por cuatro gremios docentes –FEB, UDOCBA, AMET Y UDEB- consistente en no dictar clases el día de ayer en las escuelas de La Plata- corresponde señalar que, más allá de que se buscó visibilizar la situación que se atraviesa, no es una decisión correcta, puesto que una vez más son miles de alumnos los convidados de piedra en esta historia, que vuelven así a perder días de clases.
Los gremios docentes debieran buscar otras alternativas igualmente válidas para formular reclamos, justificados como resulta ser éste y que, sin embargo, se ven empañados porque seguramente existen otras alternativas para la protesta, que no se traduzcan en negar el dictado de clases a los chicos.
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