El 70% de los trabajadores en blanco están alcanzados por convenios de 1970 y 1980

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Por JORGE COLINA

eleconomista.com.ar

En Argentina hay 20 millones de ocupados de los cuales sólo 10 millones son asalariados formales. O sea, sólo la mitad. Entre estos 10 millones, hay 6 millones de asalariados registrados en empresas privadas. De estos 6 millones, unos 4 millones están regidos por convenios colectivos de trabajo (CCT) centralizados. Los otros 2 millones tienen algún tipo de convenio regional, por empresa o grupo de empresas.

Al CCT centralizado lo negocia un sindicato con personería gremial (los de la CGT) con asociaciones de empleadores reconocidas también por la autoridad laboral como firmantes de CCT. Tanto los sindicatos de personería gremial como muchas asociaciones de empleadores firmantes de CCT son de muy dudosa representatividad.

El ex Ministerio de Trabajo (hoy Secretaría de Trabajo) decide quién es el sindicato representativo (tiene que ser uno solo; este es un legado de Perón: un sólo sindicato -en lo posible, peronista- es el que firma por los trabajadores) y también decide quiénes serán las asociaciones de empleadores representativas (estas pueden ser muchas y cualquiera, no hace falta que sean peronistas). Pero lo hace por presión de los interesados (sindicato y asociaciones de empleadores), no porque mida la cantidad de afiliados que tenga cada uno de los reclamantes de la supuesta representatividad.

La cuestión es que la Ley de Negociación Colectiva, que es del año 1953, establece dos cosas.

Una es que el CCT que firmen el sindicato y las asociaciones de empleadores elegidos por el ex Ministerio de Trabajo se aplica compulsivamente a todos los empleadores del sector o de la actividad, pertenezcan o no a la asociación de empleadores firmante, y lo mismo para los trabajadores del sector o actividad que se les aplica el CCT, pertenezcan o no al sindicato firmante.

Lo otro es que los CCT son ultra-activos. Esto es que no vencen hasta tanto se negocie un nuevo CCT. Si no se negocia un nuevo CCT, chau, el CCT viejo no vence nunca. Por esta razón, el 70% de los 4 millones de asalariados registrados en empresas privadas que están regidos por CCT centralizados, están regidos por CCT negociados en las décadas de 1970 y 1980. O sea, son viejos de verdad.

No es que cuando se firmaron no había inteligencia artificial. Ni siquiera había computadoras personales (PC) en los lugares de trabajo y menos correo electrónico ni internet. Estos “chiches” tecnológicos se incorporaron al mercado de trabajo mucho después.

Esto hace que haya locuras de todo tipo como regulación laboral impuesta por CCT.

EL CASO DE LA UOM

El CCT de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) fue firmado en 1975. Establece que a los que están expuestos a emanaciones químicas hay que darles un litro de leche diario. Se entiende que es para prevenir los efectos dañinos de las emanaciones químicas. Bueno, hace décadas que la ciencia rechazó rotundamente que la leche sea un factor de prevención de emanaciones químicas.

El mismo CCT de la UOM tiene definido 1.500 categorías ocupacionales a las que se debe ajustar el empleador cuando organiza la producción para competir (con dólar bajo) contra las potentes industrias metalúrgicas de Brasil y de China. Categorías definidas en 1975 cuando los procesos productivos eran manuales y fordianos (esto es, cada laburante hace un micro-movimiento repetitivo, como en la película de Chaplín). Hoy, 50 años después, son automáticos, electrónicos y digitales (por lo menos, para los que aspiran a competir contra Brasil y China).

Todos los CCT mandan a los empleadores a colocar pizarras para comunicaciones gremiales, disponen horas de trabajo para deliberaciones gremiales y la libertad de todos los trabajadores de leer la pizarra gremial en cualquier momento de las horas de trabajo. Hoy, las comunicaciones gremiales se hacen por WhatsApp. Muchos argumentan que esto ya no se aplica!

Ciertamente. No se aplica en la diaria. A los metalúrgicos no les dan un litro de leche diario, no se aplican las 1.500 categorías ocupacionales y nadie mira la pizarra de comunicaciones gremiales (a menos que el dispenser de agua caliente para el mate esté al lado).

El problema es que cuando viene un conflicto laboral (generalmente por salario), los sindicalistas exigen el cumplimiento integral del viejo CCT. Que tampoco es que esperen de verdad el cumplimiento. Usan el viejo CCT como excusa para agravar el conflicto, nada más. Entonces, dejar a los empleadores “flojos de papeles” con estos viejos CCT solo sirve para exacerbar la conflictividad laboral.

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