La rompió toda: el platense Aaliya astilló el tablero en las finales de Liga Nacional de Básquet

Sergio Pomares

Lo que ocurrió anoche en La Bombonerita no fue un inicio más de una serie final. Fue, directamente, una postal para la historia de la Liga Nacional de Básquet. Antes de que la pelota siquiera tocara oficialmente el parquet, el platense Lee Aaliya dejó claro que venía con todas las luces: en pleno precalentamiento, voló hacia el aro con una volcada poderosa… y rompió el tablero.

Sí, como si fuera un capítulo perdido de los años dorados de Shaquille O’Neal, el pibe de 20 años, nacido en La Plata, ex Sud América y Gimnasia, y figura de Instituto de Córdoba, colgó su humanidad del aro y provocó la explosión del cristal. Literal. Estalló en mil pedazos, con el sonido seco y sorpresivo que paralizó a todos en la cancha de Boca.

El partido, claro, tuvo que demorarse más de media hora. Hubo que reemplazar el tablero destrozado, limpiar la lluvia de vidrios y calmar la conmoción general. Porque no es algo que pase todos los días. Mucho menos en una final. Mucho menos en la previa. Y mucho menos protagonizado por un chico que apenas está comenzando su carrera profesional.

Pero Aaliya no solo rompió el aro: también rompió el molde. Cuando finalmente comenzó el juego, Instituto dio una muestra de carácter y se llevó el primer duelo por 82 a 69 en condición de visitante. Y el platense, como si nada hubiera pasado, como si no acabara de convertirse en viral en todas las redes, fue uno de los mejores de la cancha: 17 puntos, 7 rebotes y una presencia imponente en ambos tableros.

No se achicó. No se distrajo. No se dejó llevar por el show involuntario que había protagonizado apenas una hora antes. Se concentró, ejecutó y dominó. Porque más allá del espectáculo -y de los memes que estallaron en redes sociales bajo el hashtag #RompeAros -, Aaliya está demostrando que no es una promesa: es una realidad.

Formado en Tolosa y luego Gimnasia, donde dio sus primeros pasos, Lee es uno de los proyectos más ilusionantes del básquet argentino. Su nombre ya sonó en selecciones juveniles, y su físico privilegiado (2,05 metros de potencia y elasticidad) lo convierte en una pesadilla para los rivales. Lo de anoche fue la confirmación de que está listo para grandes cosas. Incluso, para romper la final desde el precalentamiento.

"La fui a volcar y... ahí está. Siempre quise romper uno, pero en la entrada en calor no", dijo entre risas antes del partido. "Perdón, perdón por retrasar el partido". A su lado, sus compañeros lo abrazaban entre cargadas y admiración. Porque cuando la anécdota se termine de digerir, lo que quedará será el partido: Instituto se quedó con el primer punto en la cancha de Boca y Aaliya fue clave.

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