¡Corazón con agujeritos! Hoy se conmemora el Día del Mal de Amores y la importancia de sanar

Se conmemora hoy el Día Internacional del Mal de Amores, una jornada que busca visibilizar el impacto emocional de las rupturas de pareja y promover la importancia de sanar el corazón

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El 29 de julio no es un día cualquiera. Desde hace más de una década, la fecha invita a mirar de frente una realidad universal: el dolor que deja una ruptura. Lo que comenzó en México en 2012 como un encuentro informal entre amigos desilusionados por el amor se ha transformado en un movimiento internacional que abre espacio a la reflexión, la contención y el diálogo sobre un tema tantas veces silenciado.

Aquella primera reunión, nacida del impulso de compartir historias y encontrar alivio en la palabra, se multiplicó gracias a las redes sociales. Hoy, en distintos rincones del mundo, el Día Internacional del Mal de Amores es una oportunidad para narrar experiencias, brindar consejos y recordar que el desamor, lejos de ser banal, es una vivencia que deja huellas profundas.

Con el tiempo, esta efeméride se ha enriquecido con actividades colectivas: desde encuentros presenciales en plazas y cafés, hasta charlas virtuales con terapeutas y talleres de escritura emocional. El objetivo común es uno solo: darle un espacio legítimo a ese duelo sentimental que tantas veces se atraviesa en silencio, y ofrecer recursos para atravesarlo en comunidad.

Más que el corazón roto

Lejos de ser solo un cliché romántico, el mal de amores impacta en el organismo de forma tangible. Al terminar una relación, los niveles de dopamina, oxitocina y serotonina —químicos que alimentan el bienestar y el apego— caen abruptamente, generando síntomas similares a los de un síndrome de abstinencia. Ansiedad, tristeza persistente, insomnio e incluso alteraciones en el apetito son parte del cuadro que muchos atraviesan.

Estudios científicos respaldan esta vivencia: las áreas cerebrales que se activan en una ruptura son las mismas asociadas al dolor físico. Y el estrés sostenido que provoca puede debilitar el sistema inmunológico, abrir la puerta a enfermedades y dificultar la concentración o el rendimiento diario.

Además, no se trata solo de una cuestión psicológica. Algunos especialistas advierten que el “síndrome del corazón roto” —un trastorno cardíaco temporal vinculado a episodios de estrés intenso— puede desencadenarse tras una ruptura afectiva. Esto demuestra que el desamor no solo duele emocionalmente, sino que puede tener consecuencias físicas reales, lo que refuerza la necesidad de hablar y tratar este tipo de sufrimiento con seriedad.

Del duelo a la reconstrucción

Superar el desamor implica recorrer un camino que, aunque doloroso, es también necesario. Negación, enojo, tristeza y finalmente aceptación suelen marcar este tránsito. Al inicio, es común aferrarse a la esperanza de una reconciliación o quedarse atrapado en el “qué hubiera pasado si…”. Pero solo al aceptar la realidad se abre la puerta a la recuperación.

Como suelen aconsejar los psicólogos que se especializan en temas de pareja expresar el dolor en lugar de reprimirlo, apoyarse en amistades y, si es preciso, buscar ayuda profesional. Mantener hábitos saludables, retomar pasatiempos y cultivar el autocuidado son pasos que aceleran el proceso. El tiempo, combinado con acciones concretas, permite transformar la herida en aprendizaje y fortalecer la autoestima.

Quienes logran atravesar el duelo suelen descubrir una versión más sólida de sí mismos. Este proceso, aunque desafiante, ofrece la posibilidad de reevaluar prioridades, entender mejor las propias necesidades afectivas y construir relaciones futuras desde un lugar más consciente y saludable. Así, el mal de amores, lejos de ser solo un final doloroso, se convierte en un punto de partida para un nuevo capítulo personal.

Romper el tabú y hablar

Durante años, el sufrimiento amoroso fue minimizado o ridiculizado. Sin embargo, reconocerlo como un proceso legítimo ayuda a construir redes de empatía y comprensión. El Día Internacional del Mal de Amores cumple un papel clave: alienta a hablar de lo que duele, ofrece herramientas para transitarlo y recuerda que nadie está solo en este viaje.

En un mundo donde las relaciones se vuelven cada vez más diversas y complejas, entender que sanar lleva tiempo es esencial. Porque de cada final nace la posibilidad de un comienzo nuevo, más consciente y más fuerte.

 

 

Mal de amores

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