Norberto Briasco: resurrección clave para este momento del Lobo

Dos veces estuvo al borde de dejar Gimnasia, pero la llegada de Alejandro Orfila, las ausencias en ofensiva y su mejoría anímica le dieron una nueva chance en el club que parece aprovechar

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“El grandote ese cómo va. Es un animal viejo, Briasco. La verdad felicitaciones porque las hizo todas”, dijo Diego Maradona el 31 de enero de 2020 tras un empate 1-1 de su Lobo en el Ducó ante Huracán. Figura en el Globo, ese elogio fue recordado un año y medio después cuando Boca se interesó en el descendiente de armenios por parte de madre. Como a tantos jugadores en el último tiempo, el mundo Boca se lo llevó puesto. Y la historia de Norberto Alejandro Briasco Balejian en el Lobo no deja de ser especial. Se esperaba mucho de él e hizo muy poco. Pasó a ser prescindible, casi un problema porque era como tener un auto de alta gama estacionado casi sin poder usarlo. Sin embargo, varios guiños de la fortuna lo llevaron a ganarse un lugar como titular indiscutido luego de actuaciones convincentes ante Independiente y Godoy Cruz.

Beto llegó a Gimnasia como extremo ante la inminente venta a Europa de Benjamín Domínguez. Queda claro que nunca pudo reemplazarlo, más allá de un gol ante Tigre. Lesiones, bajones anímicos y actuaciones flojas fueron un combo explosivo, al punto de que en tiempos de Méndez como DT se barajó su salida. La misma historia se vivió meses despues, aunque la renuncia de Diego Flores, la llegada de Alejandro Orfila, una charla y el destino comenzaron a cambiar la historia del armenio con la casaca azul y blanca.

Claramente la llegada de Alejandro Orfila le renovó el aire al delantero, porque el entrenador quiso verlo en las prácticas mientras todo Gimnasia pensaba en su regreso a Boca. El charrúa vio algunos signos positivos en la pretemporada y un efecto dominó terminó allanándole el camino: El DT optó por Jan Hurtado como centrodelantero, Rodrigo Castillo fue transferido a Lanús, el venezolano se lesionó e Ivo Mammini tuvo un flojo primer partido y también quedó al margen por cuestiones médicas. Ahí, el DT replanteó la ofensiva tras el 0-0 con San Lorenzo, apostó por Marcelo Torres y le buscó un acompañante: aquel toro que deslumbró al Diez sería su acompañante, con libertad para moverse por el frente de ataque. Y con una buena coordinación con el Chelo, quien también llegó al Tripero para reverdecer viejos laureles.

Briasco volvió a ser el Beto de Marcos Paz, el que terminó jugando para Armenia tras escuchar las historias de su abuelo Juan Carlos Balekian, sobreviviente del genocidio quien pudo huir luego de días escondido bajo tierra. Su desafío era superar un estado anímico que no le permitía rendir en la cancha y responderle a quienes confiaron en él, con Orfila a la cabeza. Por eso, cuando hubo un atraso en los sueldos, Briasco aceptó quedar en el fondo de la fila. Aportó cien por ciento a recuperar su mejor nivel futbolístico y aprovechar una última posibilidad en el Lobo, ya que tiene contrato hasta diciembre de este año.

Si bien desde los números no es palpable la mejoría, ya que no volvió a convertir luego de aquella noche de setiembre del año pasado, la entrega, el despliegue y la solidaridad con sus compañeros son intangibles que el hincha ha logrado observar. Por eso, si Briasco volvió a creer en sí mismo, todo Gimnasia creerá.

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