Una historia de intrigas y enconos en la designación del Nobel en Literatura

La Academia de Suecia ya inició el trámite por el premio 2025. El argentino César Aira entre los posibles ganadores. El histórico rechazo de Sartre y la “antigua tradición escandinava” de no elegir a Borges

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Por MARCELO ORTALE

marhila2003@yahoo.com.ar

Luego de un proceso de análisis de candidaturas que se inició en febrero de este año, la Academia Sueca definirá en el próximo septiembre quién será el Nobel de Literatura 2025, pero recién lo hará público en el siguiente octubre, para diferir después la ceremonia de entrega al 10 de diciembre próximo. El trámite, que suena así tan ordenado, sin embargo suele ser polémico, con rechazos retrospectivos de los designados, debates por los postergados y enconos ríspidos por los que se van a nominar.

Aunque falta algo de tiempo y es cerrado el conclave de los académicos, ya circulan varios nombres entre los candidatos al Nobel 2025, entre ellos el del argentino César Aira. Con más de cien novelas, Aira oscila para los lectores entre dos posturas antípodas: “es un superficial”, dicen unos y “es un genio” replican otros. Figura como candidato desde por lo menos 2018. También suenan para el Nobel de este año autores como Haruki Murakami, Salman Rushdie, Ngũgĩ wa Thiong’o, Anne Carson y a escritora china Can Xue, que aparece como favorita, con una obra novelística que exalta la ficción y que rompe con el realismo de los autores modernos chinos,

El episodio más controvertido en la historia de estas entregas fue el Jean Paul Sartre, que rechazó en forma airada el premio que se le otorgó en 1964. Alegó públicamente que se oponía a estos tipos de reconocimientos, porque provenían de lugares o instituciones de poder. Se pronunció a favor del socialismo en aquellos años de la guerra fría –la Academia Sueca era occidente, según dijo- y resignó su presencia. El escándalo fue mayúsculo.

Algunos críticos sostuvieron que Sartre en realidad no lo quiso recibir porque los académicos suecos le habían otorgado en 1957 el Nobel a su adversario intelectual de siempre, Albert Camus. La Academia fundamentó el reconocimiento a Camus en “su importante producción literaria, que con lúcida seriedad ilumina los problemas de la conciencia humana de nuestro tiempo”. A partir de allí el encono de Sartre contra la Academia no habría encontrado límites y su rechazo al Nobel habría sido la represalia. Pero el ingrediente ideológico no puede ignorarse en su caso.

 

Ya circulan varios nombres entre los candidatos al Nobel 2025, como el del argentino César Aira

 

Otro que dijo “no” –mejor dicho, que lo obligaron a decir no- fue Boris Pasternak, distinguido con el Nobel en 1958. El inmenso éxito de su novela Doctor Shivago volvió indiscutible a su candidatura. Y Pasternak aceptó el premio en una emotiva nota, pero el gobierno comunista de la entonces Unión Soviética, liderado por Nikita Kruschev no vio con buenos ojos esa designación.

La ofensiva del Kremlin contra el indefenso Pasternak fue apabullante, Finalmente el escritor ruso declinó y lo hizo con una segunda carta a la Academia en la que dijo apesadumbrado: “Considerando el significado que este premio ha tomado en la sociedad a la que pertenezco, debo rechazar este premio inmerecido que se me ha concedido. Por favor, no tomen esto a mal”.

BORGES

El argentino Jorge Luis Borges, a pesar de la irradiante influencia que tuvo en la literatura universal, integra una lista de por lo menos diez autores ciertamente dignos de gloria que nunca recibieron el Nobel de Literatura. Entre ellos se destacan Emile Zola, León Tolstoi, Franz Kafka, James Joyce, Virginia Woolf, César Vallejo, Italo Calvino, Juan Rulfo, el también argentino Julio Cortázar y George Orwell. Por todos ellos hubo reclamos de alcance mundial.

Pero lo de Borges alcanzó otras categorías. Rechazado por razones políticas –muy especialmente por una visita que realizó en la década del 70 al dictador chileno Augusto Pinochet- lo cierto es con Borges existió una sostenida hostilidad de parte de dos académicos: Anders Osterling y Arthur Lundkvist.

Se dice que Osterling no entendió en absoluto a Borges y alguna vez opinó que la obra borgiana era “demasiado exclusiva o artificial en su ingenioso arte en miniatura”. Y el otro –Lundvist- había recibido una crítica demoledora de su obra poética escrita por Borges. Más tarde, este escritor sueco se convirtió en secretario de la Academia y se dedicó a torpedear las reiteradas candidaturas al Nobel que tuvo Borges.

Borges conocía que, sobre todo, usaron sus ideas políticas para relegarlo y en una ocasión el autor de El Aleph dijo lo siguiente: “Quizá haya enemigos de mis opiniones, pero yo mismo, si espero un rato, puedo ser también enemigo de mis opiniones”. Fue nominado por primera vez en 1956 y durante casi tres décadas se repetía su candidatura.

 

La Academia Sueca definirá en septiembre quién será el Nobel de Literatura 2025

 

De modo que su declaración más recordada fue la de 1978 cuando dijo que la no entrega a Borges del Nobel de Literatura se correspondía a “una antigua tradición escandinava: me nominan para el premio y se lo dan a otro. Ya todo eso es una especie de rito”.

EL DATO DE UN PLATENSE

Un abogado platense que ejerció en la década del 70 un alto cargo en la embajada argentina en Suecia, en una reunión de amigos en una casa de City Bell aportó referencias interesantes sobre las candidaturas al premio Nobel.

Allí contó que todos los años, en los meses previos a la designación del Nobel de Literatura, el gobierno de Chile a través de su embajada en Suecia hacía editar traducido al idioma sueco –en la imprenta más costosa de Estocolmo y en edición lujosa- un libro del gran poeta chileno que fue Pablo Neruda.

Al tercer año de esa costumbre, llegó el Nobel para Neruda. El abogado contó que se fue a averiguar a la imprenta y que allí fue enterado de que los gobiernos de otros países hacían lo mismo con sus autores nacionales.

Casi emocionado por el dato fue y se lo contó al entonces embajador que, sin demoras, se comunicó con la Cancillería argentina para ver si podían organizar lo mismo para promover a Borges. Y que la respuesta que recibieron fue negativa. Les dijeron a los de la embajada en Suecia que no había recursos en la Cancillería para costear esa edición.

 

Borges está en una lista de, al menos, 10 autores que no recibieron el Nobel

 

El abogado platense, ya fallecido, añadió que no creía que Neruda y otros que recibieron el Nobel hubiera sido porque sus gobiernos editaban antes sus libros en Estocolmo, pero consideró que el hecho de que existiera un apoyo oficial de un gobierno no dejaría de influir en los académicos. Neruda recibió el premio en 1971, durante la presidencia de Salvador Allende.

La propia Academia Sueca se ha esmerado en negar que la política, la ideología o algún otro factor no literario pudieran tener influencia cuando eligen a sus candidatos, para asegurar que sólo le apuntan al mérito de sus obras. Acaso en favor de esa postura puede mencionarse que varios ganadores del premio fueron escritores apolíticos o con posturas liberales o de derecha.

Entre ellos pueden mencionarse los premios Nobel a Juan Ramón Jiménez, Samuel Beckett, W.B. Yeats, Mario Vargas Llosa, Ivan Bunin, Thomas Mann, Vicente Aleixandre y Doris Lessing.

Lo cierto es que la literatura argentina, que ha sido líder en América del Sur durante muchas épocas, no ha logrado contar con un escritor ganador del Nobel, que ganara ese honor y el millón de dólares del premio. Si lo ganaron autores de Perú (Vargas Llosa, 2010). Colombia (Gabriel García Márquez) y Chile en dos ocasiones (Gabriela Mistral, 1945 y Pablo Neruda, 1971).

La escritora china Can Xue / Web

 

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