El perfil de los acusados

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JASVEEN SANGHA, LA REINA

Sangha admitió en su acuerdo de culpabilidad que vendió a Perry la dosis letal de ketamina en los días previos a su muerte ocurrida el 23 de octubre de 2023.

Con 42 años, nacida en Gran Bretaña, criada en Estados Unidos y con doble ciudadanía, las cuentas de redes sociales de Sangha antes de su acusación el año pasado mostraban un estilo de vida de jet-set, con fotos de ella en lugares lujosos junto a caras ricas y famosas en España, Japón y Dubai, además de sus dos hogares en Londres y Los Ángeles.

Los fiscales dicen que ese estilo de vida fue financiado por un negocio de drogas que dirigió durante al menos cinco años desde su apartamento en el Valle de San Fernando de Los Ángeles.

Dicen que se presentaba como “una traficante de drogas de celebridades con productos de alta calidad” y no perdía oportunidad de promover la idea de que era conocida por clientes y otros como la “Reina de la Ketamina”. Sus abogados han ridiculizado el título como un apodo “amigable para los medios”.

El abogado de Sangha, Mark Geragos, dice: “Ella está asumiendo la responsabilidad de sus acciones”.

KENNETH IWAMASA, EL ASISTENTE

Iwamasa, el asistente personal que vivía con Perry, estuvo íntimamente involucrado en el uso ilegal de ketamina del actor, fungiendo como su mensajero de drogas y administrando personalmente las inyecciones, según su acuerdo de culpabilidad. Fue el propio Iwamasa, de 60 años, quien encontró a Perry muerto en el jacuzzi de su casa en Pacific Palisades el día en que le había administrado varias inyecciones.

Se convertiría en el primero en llegar a un acuerdo con los fiscales, ya que buscaban usarlo como testigo esencial contra otros acusados.

Iwamasa dijo que trabajó con los coacusados para obtener ketamina a nombre de Perry, incluyendo al Dr. Salvador Plasencia, quien le enseñó cómo administrar las inyecciones a Perry.

“Encontré el punto dulce, pero probar en diferentes lugares llevó a quedarnos sin”, le dijo Iwamasa a Plasencia en un mensaje de texto.

Iwamasa dijo en su acuerdo de culpabilidad que inyectó a Perry de seis a ocho veces al día en los últimos días de su vida.

DR. SALVADOR PLASENCIA, EL MÉDICO

“Me pregunto cuánto pagará este idiota”. Ese fue un mensaje de texto que Plasencia envió a un colega médico cuando se enteró de que Perry quería que se le proporcionara ilegalmente ketamina, según un acuerdo de culpabilidad en el que el médico admitió haber vendido 20 viales de la droga al actor en las semanas previas a su muerte.

Según los registros judiciales, Perry fue conectado con Plasencia a través de otro paciente. Perry había estado recibiendo ketamina legalmente de su médico habitual como tratamiento para la depresión, poco ortodoxo, pero cada vez más común, del anestésico quirúrgico. Pero el actor quería más.

Plasencia admitió haber inyectado personalmente a Perry con algunos de los viales iniciales que proporcionó, y dejó más para que Iwamasa los inyectara, a pesar de que Perry se congeló y su presión arterial se disparó después de una dosis.

Sus abogados dicen que está “profundamente arrepentido por las decisiones de tratamiento que tomó al proporcionar ketamina a Matthew Perry”.

ERIK FLEMING, EL CONTACTO

Fleming, de 55 años, era un conocido de Perry que se enteró a través de un amigo en común que el actor estaba buscando ketamina, según su acuerdo de culpabilidad.

Le dijo a Iwamasa en mensajes de texto que tenía una fuente conocida como la “Reina de la Ketamina” cuyo producto era “increíble”, diciendo que solo trata con “gente de alto nivel y celebridades”.

En total, dicen los fiscales, Fleming entregó 50 viales de la ketamina de Sangha para el uso de Perry, incluyendo 25 vendidos por un total de 6.000 al actor cuatro días antes de su muerte.

DR. MARK CHAVEZ, EL PRIMERO EN ADMITIR CULPA

Chavez, un médico de San Diego que dirigía una clínica de ketamina, fue la fuente de las dosis que Plasencia vendió a Perry, según sus acuerdos de culpabilidad.

Chavez admitió haber obtenido la ketamina de un distribuidor mayorista con falsos pretextos. El acusado ha entregado su licencia médica. Su abogado dice que está “increíblemente arrepentido”, ha aceptado la responsabilidad y ha estado “tratando de hacer todo lo posible para corregir el error”.

 

 

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