Martel inició el desembarco argentino en Venecia, en medio de una “tormenta perfecta”

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Lucrecia Martel presentó ayer en el festival de cine de Venecia su último documental, “Nuestra Tierra”, sobre el asesinato del líder de la comunidad indígena de Chuschagasta, en el norte de Argentina: es una de cinco películas argentinas que se verán en La Mostra, mientras el cine busca resistir en una economía en crisis y ante un INCAA desfinanciado.

“Nuestra tierra”, la nueva película de la directora de “La ciénaga”, parte del juicio a los sospechosos del asesinato de Javier Chocobar, ocurrido en Tucumán en 2009, Lucrecia Martel hace un retrato de la comunidad Chuschagasta, contando una historia mucho más amplia que aborda temas como la memoria, la identidad y la justicia social.

Martel, que denunció “el racismo” como “un problema muy profundo y un gran escollo en la cultura argentina”, explicó este domingo en rueda de prensa que decidió investigar para “tratar de entender cuál es el origen, qué es lo que permite a un ser humano sentirse legitimado para sacar un revólver y disparar a unas personas”.

El resultado, dijo, es una historia no contada y en gran medida ignorada en las escuelas, por los historiadores. En los libros hablaban de “un país que había sido habitado por los indios, poco decían que aún la habitaban, que estábamos acá nosotros”, señala uno de los entrevistados.

En ese sentido, Martel alentó a los creadores a “asumir riesgos”. “Es indispensable que no dejemos de correr el riesgo histórico que es acercarse a tratar de entender a los otros y a través de los otros a nuestros países y a nosotros mismos”, sostuvo, admitiendo que pudo “haber cometido errores” al hacer su película.

Es una de varias cintas argentinas que se verán en Venecia, uno de los principales festivales del mundo, en el marco de una crisis que tuvo, en 2024, a la industria completamente paralizada, sin producciones del INCAA. De hecho, en Cannes este año solo estuvo representada por el cortometraje “Tres”, de Juan Ignacio Ceballos, y “Drunken Noodles”, un largometraje de Lucio Castro.

Pero en Venecia hay un poco más, películas que comenzaron a producirse antes de la “motosierra”: se verán en la ciudad italiana “Un cabo suelto”, de Daniel Hendler, coproducida con Uruguay y España; la producción independiente de El Pampero “Pin de fartie”, de Alejo Moguillanski; “The Souffleur”, de Gastón Solinicki, coproducida con Austria y también “El origen del mundo”, un cortometraje de Jazmín López.

Hernán Findling, presidente de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Argentina, alude a una “especie de tormenta perfecta” que hacen que la producción esté “prácticamente estancada”.

En su opinión, el hecho que el país tenga un “gobierno que no defiende la cultura” y que atraviese un “cambio muy fuerte en la situación macroeconómica” hace que “los valores sean elevados (...) para poder filmar”.

“La producción de películas va a bajar considerablemente, a corto, mediano plazo”, vaticina el productor, quien, sin querer ser “tremendista”, advierte de una situación “compleja”.

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