Ocurrencias: Maduro adelanta la Navidad y Milei quiere retrasar octubre
Edición Impresa | 14 de Septiembre de 2025 | 02:39

Alejandro Castañeda
afcastab@gmail.com
ALLA.- El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, decidió adelantar otra vez la Navidad. “Es para que el pueblo –ha dicho- anticipe su alegría”. Allí, donde todo es patria y militancia, don Nicolás desafió el calendario y pidió a su gente tener listo el arbolito antes que llegue el verano. Su plataforma fiestera siempre esta dispuesta a sumar nuevas barbaridades. El presidente ha dicho que Chávez se le aparece vuelta a vuelta, reencarnado en pájaro “chiquitico”, para marcar el camino. Y Maduro está convencido de que los calendarios rígidos no ayudan. Deberían existir listas de efemérides celebradoras para ponerse en fecha cuando el gobierno lo necesite. El adelanto otra vez de las festividades ha generado críticas por parte de la Conferencia Episcopal Venezolana, que recordó que en la liturgia católica, la Navidad se celebra el 25 de diciembre. En respuesta, Nicolás Maduro señaló en su programa semanal de televisión: “Jesucristo le pertenece al pueblo, y las Navidades son del pueblo”.
El gobierno apela otra vez a los chiches navideños para que los patriotas recuerden que bajo el cielo revolucionario, Jesús puede andar naciendo cada vez que el presidente se lo pida.
¿La gente disfrutará que haya otro almanaque? ¿Que el carnaval tenga otra oportunidad a mitad de año, que se le pueda restar al lunes su mala fama, que se cambien fechas patrias? Maduro quiere un nuevo fixture celebratorio que no afecte el superávit fiestero. Piensa que un calendario inamovible sólo sirve para reavivar recuerdos, no olvidar fecha de cumpleaños e imponer tiránicamente días de festejos y penas.
Como los vecinos andan alicaídos, el presidente reclamó con urgencia que el Papa Noel caraqueño haga su entrada antes de tiempo, porque sabe que en esos días, donde la fantasía regalona levanta el ánimo, la gente quizá vuelva a creer que quienes gobiernan piensan siempre en la felicidad de los vecinos.
Esto de tener un calendario vago e incierto, también podría favorecer a quienes están pendientes de fechas, comparecencias, vencimientos y plazos. El plan de Maduro es dominar el tiempo, orientarlo como más conviene, impedir que cumpla su perpetua función desgastante.
Manzi, en su tango “Ninguna”, lo advertía: “Es tan triste vivir entre recuerdos/cansa tanto escuchar ese rumor/ de la lluvia sutil que llora el tiempo/ sobre aquello que quiso el corazón”. Para Homero, la lluvia no es otra cosa que las lágrimas del tiempo, hermosa imagen. Para Maduro, todo tiempo llorón debe ser trasladado.
Maduro quiere un nuevo fixture celebratorio que no afecte el superávit fiestero
Manejando el transcurrir a su antojo y poniéndole fecha cambiante a cualquier celebración, el calendario venezolano se va recomponiendo al compás del presidente. Aún no se anima a intercambiar el 31 de diciembre pero dicen que una vez en julio tuvo ganas de estrenar nuevo año. Él quiere que su pueblo ande contento y sepa que lo de celebrar y recordar es una atadura antirrevolucionaria que los militantes del júbilo deben sacarse de encima. ¿Por qué, los lunes, no pueden ser siempre viernes?
AQUÍ.- Milei estaría gustoso que las elecciones de octubre se hagan el año que viene. El “chiquitico” Caputo le viene cantando al oído pocas alegrías. Como la motosierra perdió filo, su furia transformadora se encontró con la realidad, “algo que está sobrevalorada”, según Nabokov. Después de octubre el Papa Noel argento entrará en zona de juramentos, asunciones y balances. Ahora, hay una carrera contra reloj buscando el sendero que ofrezca una salida. Necesita cortar camino con los ex aliados, recuperar adherentes decepcionados, leer algún libro de cortesías y no escuchar los villancicos que le cantan en las marchas.
Los gobernadores son reyes magos contrariados que traen más pedidos que regalos. Su almanaque ideal sería poder volver al mayo de la elección porteña y archivar el maldito agosto, cuando hizo su aparición un nuevo y maligno Triángulo de Hierro: cripto, fentanilo y Spagnuolo. Su tropa aconseja burlarse menos y cambiar más. Octubre está ahí nomás. En sus entresueños, en Olivos, mientras revisa las cifras del domingo, recordará al ruso Koriakov, asesor de Yeltsin: “La democracia está bien, pero sin elecciones es más segura”.
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