Plátanos en flor: arranca una pesadilla para las personas alérgicas en la Ciudad

Con su floración, que dura hasta fines de septiembre, la presencia del polen de este árbol alcanza su pico en el aire, disparando las consultas en las guardias hospitalarias

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Por estos días, un fenómeno natural que suele extenderse hasta fines de septiembre vuelve a dividir aguas entre los habitantes de la Ciudad. Se trata de la floración de los plátanos, esos árboles imponentes de corteza jaspeada que bordean muchas de las principales avenidas y plazas de La Plata. Mientras que algunos lo consideran un espectáculo encantador, para otros se trata de un suplicio de estornudos, ojos enrojecidos y picazón en la nariz.

Con todo, para quienes sufren sensibilidad, la pesadilla de los plátanos puede extenderse más allá de su floración. Y es que cuando la presencia del polen comienza a mermar, los frutos de esta especie desprenden una pelusa con forma de un pequeño plumero que también produce irritación.

Una de las especies arbóreas que provocan más alergia junto con los frenos, los plátanos constituyen la causa de que comiencen a aumentar por estos días las consultas médicas por picazón y enrojecimiento ocular, lagrimeo, congestión nasal, estornudos repetidos y, en algunos casos, tos persistente y silbidos al respirar.

“Se trata de una reacción exagerada del sistema inmune frente a un alérgeno que, en condiciones normales, debería ser inofensivo”, explica el médico alergista Diego Fernández Romero, al comentar que ocurre en personas con cierta predisposición.

Cuando el polen se libera de las flores y, llevado por el viento, se dispersa por el aire de las ciudad, las personas alérgicas acusan el impacto con una reacción. Su sistema inmunológico, que reconoce erróneamente las proteínas del polen como si fueran patógenos, responde liberando histamina, lo que provoca inflamación de las vías respiratorias y de la conjuntiva ocular.

Y La Plata constituye para esa tormenta de polen un escenario ideal.

Originarios del hemisferio norte, los plátanos fueron desde su fundación una de las especies más elegidas para el arbolado público por su rápido crecimiento, su sombra generosa y su capacidad de resistir. Es así que hoy se encuentran ejemplares de hasta 30 metros de alto en prácticamente todos los barrios y muchas de las principales avenidas platenses, como la 13, la 60, la 51 y la 53.

Su fuerte presencia alimenta cada primavera un debate entre quienes los defienden como parte del patrimonio urbano y quienes plantean la necesidad de retirarlos de una buena vez.

Mientras tanto, los alergistas recomiendan a las personas alérgicas al polen mantener cerradas las ventanas de casas y autos, evitar actividades al aire libre temprano o al atardecer, cambiarse de ropa al llegar a casa y no secar prendas afuera. Son medidas simples que pueden hacer la diferencia en días de viento, cuando el riesgo de sufrir una reacción alérgica se intensifica para quienes tienen esa hipersensibilidad.

AGUANTATE LA PELUSA

Lo cierto es que pasada la floración, las molestias que causan los plátanos suelen extenderse unos meses más. Hacia octubre, sus frutos, que tienen unos cuatro centímetros de diámetro y persisten de un año a otro, se desarman liberando una pelusa color ocre que se acumula en cordones y veredas, obstruye los desagües y causa también irritación.

“Esta pelusa genera irritación en las fosas nasales, garganta y ojos a muchas personas. Este proceso dura hasta que todas las infrutescencias del año anterior se hayan desarmado, y queden en el árbol sólo las infrutescencias del año en curso”, explican desde el Instituto de Fisiología Vegetal del Conicet.

Cada primavera, esa tormenta de polen encuentra en La Plata un escenario ideal

“Las condiciones climáticas, como vientos y lluvias fuertes, acelera el proceso de desarmado de los frutos, que puede durar hasta tres meses. Sin embargo, el viento también contribuye al efecto alergénico de estos frutos”, cuentan los especialistas.

En cualquier caso, esta época del año recuerda que, más allá de su belleza, sombra y adaptabilidad, es importante tener presente también el potencial alergénico de las especies que se incorporan al arbolado de una ciudad.

 

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