La violencia detrás de las apariencias
Edición Impresa | 7 de Septiembre de 2025 | 01:00

Hace treinta años, en un terreno baldío de un barrio tranquilo, Ana, una adolescente de diecisiete años, apareció descuartizada y quemada. Su muerte, marcada por la violencia y el misterio, cerró un capítulo que la justicia nunca esclareció. Su familia, de clase media, educada y profundamente católica, comenzó un silencioso desmoronamiento que arrastraría a cada uno de sus miembros durante décadas.
En “Catedrales”, Claudia Piñeiro vuelve sobre este crimen para mostrar que, detrás de los muros aparentemente sólidos de la vida familiar, se esconden secretos, miedos y compromisos que definen la existencia de quienes los habitan.
Treinta años después, el padre de Ana, Alfredo, decide no resignarse. Su persistente búsqueda de la verdad permite reconstruir los hechos mediante siete voces que atraviesan la novela: Lía y Carmen, las hermanas de Ana; Julián, esposo de Carmen; Mateo, su hijo; Marcela, la amiga cercana de Ana que padece amnesia anterógrada tras el trauma; Elmer, el forense contratado por Alfredo; y finalmente el propio Alfredo. Cada narrador aporta fragmentos de memoria, conciencia y culpa, armando un mosaico de perspectivas que revela no solo lo ocurrido, sino la profundidad del daño que deja el fanatismo religioso, la obediencia ciega y la indiferencia social.
LA OBRA Y LOS RECURSOS
Piñeiro concentra en esta historia la reflexión sobre la fe y la responsabilidad personal. Mientras Carmen y Julián se aferran al dogma y al peso del pecado para justificar sus actos, Lía adopta el ateísmo como un acto de supervivencia frente a la violencia del pasado. Alfredo, por su parte, enfrenta la culpa que le deja el no haber acompañado a su hija en decisiones fundamentales, como el embarazo no deseado de Ana. En sus últimas cartas, deja un legado de reconocimiento y responsabilidad: la obligación de permitir que otros elijan su propio camino, incluso frente a la religión y la tradición.
La novela se construye así como una carrera de postas narrativa: cada voz recoge el testigo de la anterior, aportando matices de tensión, reflexión y descubrimiento. A diferencia de la novela policial clásica, el suspenso aquí no se basa únicamente en el enigma del crimen, sino en la complejidad de los vínculos humanos y las instituciones que condicionan la vida privada. La violencia no se reduce al acto criminal: se prolonga en la omisión, en la lealtad mal entendida, en la indiferencia que permite que la tragedia persista.
Uno de los hallazgos más notables de Piñeiro es su manejo del tiempo y la memoria. Marcela, por ejemplo, recuerda solo fragmentos de lo vivido, y la estructura textual refleja esos vacíos con espacios blancos entre párrafos. Las cartas entre Lía y Alfredo, los diálogos parciales con Elmer, la narración fragmentada de cada voz, todo contribuye a que la historia se perciba como un tejido complejo donde la verdad aparece lentamente, pero inevitablemente.
Esta no es solo una novela de suspenso o una investigación criminal: es un texto que interpela la conciencia del lector, lo obliga a preguntarse hasta dónde llega la fe, qué precio tienen los secretos familiares y cómo se mide la culpa de cada uno. Piñeiro vuelve a demostrar su maestría en explorar los lazos familiares y los prejuicios sociales, y lo hace con una prosa clara, certera, capaz de conmover y de incomodar al mismo tiempo.
Al final, las “catedrales” de Piñeiro no son solo templos ni símbolos de la religión, sino lugares construidos por cada personaje para sostener su verdad, su memoria y su esperanza. La novela invita a recorrer esos espacios personales y a confrontar lo que se esconde detrás de la obediencia, el fanatismo y el silencio.
Con crudeza, sensibilidad y un activismo feminista siempre presente, Piñeiro articula un relato donde el horror se encuentra con la reflexión y la intimidad se vuelve política.
La obra es, en definitiva, una novela sobre la búsqueda incansable de justicia, el poder destructivo de los secretos y la necesidad de construir, aun frente al dolor, un espacio propio donde reencontrarse.
Editorial: Debolsillo
Páginas: 352
Precio: $27.899
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