La clase media, en crisis: entre el sacudón económico, las aspiraciones y el consumo

El endeudamiento ya no responde a lujos o aspiraciones, sino a la necesidad de sostener un nivel básico que muchas familias ven amenazado

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La fotografía social y económica de la Argentina actual exhibe un fenómeno que atraviesa de manera transversal a amplios sectores de la población: el endeudamiento. Lo que antes podía verse como una estrategia financiera para acceder a bienes durables, emprender un proyecto o sostener un consumo de mayor calidad, hoy aparece como un recurso de supervivencia.

Para la socióloga y consultora Analía Del Franco, este proceso no está vinculado a la búsqueda de un ascenso social ni a la preservación de un estatus, sino a la urgencia de no perder lo mínimo indispensable en la vida cotidiana. “La situación actual no la estoy viendo como algo de refuerzo de estatus en lo que tiene que ver con sacar créditos o endeudarse. Yo lo estoy viendo como no querer perder una situación de base que la gente tiene”, explicó en diálogo con este medio.

EL PESO DE LAS DEUDAS

Según su análisis, los sectores medios bajos son los más afectados. Allí se observa un uso intensivo de las cuotas, que funcionan como una vía de escape momentánea frente a la pérdida de poder adquisitivo. “Hoy vas a comprar algo y decís seis cuotas, diez cuotas, siete cuotas, y todo parece bien. Pero después se acumula en la tarje-ta de crédito”, advirtió. El dato más preocupante, sin embargo, es que esta práctica se extendió a la compra de bienes esenciales. Familias enteras comenzaron a pagar en cuotas productos de primera necesidad dentro de los supermercados, un escenario que marca un antes y un después en los hábitos de consumo. “Eso es para mantener un ingreso de consumo que tiene que ver con la alimentación”, detalló Del Franco.

Este panorama no se traduce en frivolidad ni en consumos suntuarios, sino en la búsqueda de un mínimo de estabilidad. Mantener un estándar básico de vida, incluso si ese estándar ya era modesto, se volvió un desafío cada vez más difícil de sostener. La socióloga enfatizó que la gente no está detrás de lujos, sino de lo que hasta hace pocos años podía considerarse un piso elemental: comer, pagar servicios, comprar productos de limpieza o vestimenta básica. Frente a la inflación y la caída del salario real, la respuesta de las familias es múltiple: recurren al crédito, pero también a segundas marcas, productos sueltos y todo tipo de estrategias de ahorro que permitan estirar lo poco que entra. “No es solamente que la gente se endeuda, sino que también busca otros recursos para mantener esta situación”, sintetizó.

LA PRESIÓN DE LA APARIENCIA

El endeudamiento dejó de ser únicamente un problema financiero para transformarse en un asunto social y emocional. Así lo planteó el psicólogo y profesor platense Juan Manuel “Mel” Gregorini, quien advierte que detrás de muchas decisiones económicas también subyace la presión de la apariencia. “El gran tema es preguntarse si la deuda que se asume tiene que ver con una inversión a futuro o si responde únicamente a mantener una cierta apariencia y un estatus social”, señaló. Cuando no hay un horizonte constructivo, lo que emerge es un círculo de frustración. “La persona vive en un estado de apariencia, busca sostener un estilo de vida que no puede y termina sintiéndose frustrada a nivel psicológico y social”, añadió.

 

Hay personas que se endeudan porque buscan otros recursos para mantener su nivel

 

Para Gregorini, esta dinámica está íntimamente ligada a un rasgo de época. Habla de “la era de la apariencia y del vacío”, donde la deuda se convierte en un instrumento para sostener una fachada, incluso si eso significa hipotecar la tranquilidad futura. La relación con el dinero, explica, es hoy particular y contradictoria. La mayoría reconoce que no resuelve todos los problemas, pero también entiende que resulta clave para sostener la salud psíquica, emocional y social. Cuando ese equilibrio se rompe, el vínculo con la plata puede tornarse patológico, con consecuencias que exceden lo económico y alcanzan al bienestar general.

 

“Con tal de obtener, de mantener o de ser, se generan deudas enormes”, dice Gregorini

 

El psicólogo resalta la necesidad de revisar estas conductas. Propone abordarlas desde la terapia, con grupos de apoyo o mediante un acompañamiento interdisciplinario que incluya asesoramiento financiero. “Sirve mucho entender qué le pasa a cada uno con la plata y también pensar qué se puede hacer con ese dinero”, explicó. La advertencia no es menor: el endeudamiento, cuando se vuelve estructural, no solo desestabiliza a la persona, sino también a la familia y al entorno inmediato. “El tema financiero atraviesa siempre lo social y lo emocional. Muchas veces, con tal de obtener, de mantener o de ser, se generan deudas enormes que desestabilizan no solo a la persona, sino también a la familia y al entorno cercano”, sostuvo.

Así las cosas, el tema de endeudarse para sostener un nivel de vida puede terminar siendo contraproducente para la sostenibilidad financiera de las familias de clase media.

El endeudamiento con la tarjeta, un problema / Freepik

 

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