Brandán Juárez, un hombre que casi no conoce la libertad

La mayoría de los delitos que le imputaron en su vida los perpetró en la cárcel y, si bien encabezó varios motines para huir de los presidios, en la intimidad confiesa que le es imposible imaginar su futuro en libertad.
Marcelo Brandán Juárez, uno de los "Doce Apóstoles", es un hombre "irreflexivo, que carece de sentimiento de culpa, no manifiesta interés en trabajar o estudiar y no puede planear un futuro en libertad", diagnosticaron los psicólogos y psiquiatras que lo entrevistaron a lo largo de su vida carcelaria.
La primera vez que estuvo detenido fue a los 14 años, cuando la policía lo sorprendió robando. "Era pibe y no pensaba lo que hacía, fueron errores de pibe", asegura hoy, a los 32, el líder de la banda conocida como los "Doce Apóstoles".
"Popó", como lo conocen sus compañeros de presidio, podría ser condenado hoy a reclusión perpetua si el tribunal a cargo del juicio por el motín de Sierra Chica de 1996 da por ciertos los delitos que le imputó la fiscalía.
Brandán Juárez nació el 28 de julio de 1967, es el cuarto de seis hermanos y hasta los ocho años vivió en una villa de emergencia del barrio porteño de Retiro.
A la hora de hablar de su familia, alaba a su madre, Josefa Guillermina Juárez, y le reprocha a su padre, Santiago Brandán, haberle dado poco afecto cuando era niño.
A raíz de su primer arresto, pasó 20 meses recluido en un instituto de menores, donde concluyó parte de los estudios primarios que había comenzado a cursar en la Escuela 51, de Ciudadela.
También era muy joven cuando se enamoró de Rosa, la mujer que sería tiempo después la madre de su único hijo. La relación comenzó cuando Brandán Juárez tenía 16 años, aunque fue inestable y finalizó dos años más tarde.
Tiempo después, la justicia de San Isidro lo condenó a 16 años de prisión por robos reiterados. De ahí en más, "Popó" inició una ascendente carrera delictual en la cárcel, que le valió una calificación de conducta "Pésima, 0" por parte de las autoridades penitenciarias.
"Tiene una personalidad egocéntrica con rasgos narcicistas, trata de satisfacer sus demandas internas en forma irreflexiva, es negativista, no tolera las frustraciones y sus trastornos de conducta favorecen reacciones violentas y antisociales", según el informe criminológico incluido en su legajo.

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