Bonadío mató por la espalda a uno de sus asaltantes

Uno de los dos delincuentes que abatió el juez federal Claudio Bonadío en un intento de robo ocurrido el viernes pasado en la localidad bonaerense de Villa Martelli, recibió seis disparos, dos de ellos por la espalda, según reveló la autopsia. Mientras que al otro, el magistrado le pegó un balazo, en el cuello, que finalmente le provocó la muerte. Ayer, el juez platense César Melazo, en un hecho similar al anterior, también se defendió a los tiros, pero en este caso no hubo heridos.
El fiscal de San Isidro que investiga el asalto a Bonadío, Hugo Celaya, aún no sabe cómo calificar lo que pasó.
O se inclina porque Bonadío actuó en legítima defensa, o podría imputarlo por exceso en la defensa, un delito que tiene la misma pena que el homicidio culposo, es decir, seis meses a cinco años de prisión.
Según indicaron fuentes judiciales, la causa se empezará a definir cuando estén listos los peritajes complementarios que Celaya ordenó para determinar desde qué distancia se hicieron los disparos que mataron a los jóvenes. A partir de este dato, el fiscal decidirá si cita a Bonadío a declarar como testigo o como imputado.
El tiroteo se produjo pasadas las 20.30 del viernes pasado, cuando Bonadío llegó a Villa Martelli en su Audi negro acompañado por un amigo de años, Miguel Angel Patrani, de 44 años, quien vive en Mar del Plata pero estaba pasando unos días en su casa.
Ambos tenían planeado ir a comer un asado en el chalé de un matrimonio amigo, en cuyo subsuelo funciona un templo africanista.
El juez y Patrani bajaron del auto en San Martín y Matienzo, a 50 metros de la casa donde los esperaban. Mientras caminaban los sorprendieron dos jóvenes.
Según declaró Patrani ante el fiscal, uno de los jóvenes se le paró detrás y lo amenazó con un arma. "Dame, dame, dame", le gritó, mientras le tironeaba un maletín que llevaba colgado de un hombro. El otro se ubicó junto a Bonadío. Enseguida hubo un disparo y el amigo del juez cayó herido por una bala que le había atravesado el hígado.
Al mismo tiempo el joven que estaba junto a Bonadío notó que el juez llevaba un pistola Glock calibre 40 en el cinturón. "Cuidado que éste está armado", llegó a gritar.
Bonadío sacó su pistola y disparó siete veces. Al mayor de los jóvenes, le pegó un tiro en el cuello. Herido, el asaltante se fue corriendo y a 150 metros cayó a los pies de un vigilador privado. No se le encontraron armas. Lo llevaron al hospital de Vicente López y murió mientras lo operaban.
Los otros seis disparos de Bonadío le dieron al otro asaltante, de 19 años. Uno le entró por el pecho, en la zona izquierda. Las trayectorias de los tiros siguientes permitirían deducir que estaba girando para escapar cuando fue alcanzado: uno en el brazo derecho y dos en el costado exterior del muslo derecho. Los últimos dos balazos le dieron cuando ya estaba de espaldas; uno le pegó en la nuca y salió por su pómulo derecho; el otro le atravesó las vértebras y salió por su cadera izquierda.

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