15 de Diciembre de 2008 | 01:00
Amanda O, O, O, amáme como me amo yo. Amanda O, O, O, miráme como me miro yo”, es el estribillo de la cortina musical de la tira Amanda O que interpreta Natalia Oreiro y resume en estas pocas palabras a los ególatras que cuando sacan el título de diva o de divo es muy difícil que se desprendan del trono. Primero están ellos mismos, luego ellos mismos y por último ellos mismos. Hay que aplaudirlos, hay que reverenciarse ante ellos y ¡guay que alguien ose esbozar la más mínima crítica! Esta es, por lo menos, la caracterización que están haciendo las ficciones. Nunca la televisión fue tan despiadada con sus estrellas.
Este año como nunca la televisión se mira el ombligo. Desde hace dos años comenzó con el furor de los los programas de las perlitas de la pantalla chica, como TVR, Zapping, RSM, Bendita TV y sus derivados para mostrar, sobre todo, las bajezas para conseguir un punto de rating. Ahora tres de las ficciones en el aire, Los Exitosos Pells, Todos Contra Juan y Amanda O -salvando las diferencias y matices- toman como punto de partida de las historias la fama, el mundo de los flashes y de las promesas de los espejitos de colores por el cual uno queda obnubilado o pierde la cabeza.
¿Quién no soñó alguna vez con ser famoso? Las ficciones, sin embargo, arrancan desde la cima. Una vez que se llegó a la cúspide ¿qué se hace? ¿Cómo seguir y no caer al primer tropezón?, y cuando uno toca fondo la pregunta es ¿cómo volver al mundo de las fantasías? Mejor dicho, una vez que quedás fuera de una vida glamorosa ¿hay retorno posible?
Las tres ficciones en sus distintos formatos interpelan a la fama en sus diversas vertientes. Pero ¿por qué hoy precisamente surge la coincidencia de retratar el otro lado de la fama, los sinsabores y las actitudes desagradables y poco éticas?: “Porque la fama y los medios empezaron a ser parte de la gente, mediante los realities show y los programas de chimentos. La gente conoce el lenguaje y sus códigos. Antes el universo del famoso estaba limitado y ahora el acceso es mucho más fácil. Puede meterse cada vez más gente y por diferentes medios: realities, internet. La gente siente que tiene derecho a conocer hasta el último detalle de la vida del famoso desde que se mete en el living de su casa.
El famoso pasa a formar parte de la familia. Entonces las historias que surgen sobre ‘el detrás de la escena’ son como una consecuencia natural de la exaltación de la celebridad y de la fama”, señaló el autor del unitario Todos Contra Juan, Gabriel Nesci.
Para Nesci, el afianzamiento del formato del reality show -que apenas apareció a fines de los 90 se comentó que sólo iba a ser una moda- es el punto de inflexión: “Porque la cámara no se apaga nunca. Cada vez es más fácil llegar a la fama con un escándalo mediante. Sólo hace falta que alguien se anime a dar la piña y tenés las cámaras a tus pies”.
En cambio Celina Amadeo, autora de Amanda O, tiene otra visión. “La tira nació dos años atrás y a mí me inspiró el tema de Alejandro Lerner, La Fama, que dice que una persona se encontró con la fama, se abrazó a ella y comenzó a crecer con ella y se iba separando de los demás. En Amanda la fama es un instrumento para contar lo que le pasa a una persona cuando pierde la fama y en qué se convierte. A mí nunca me gustó contar el backstage o el detrás de escena porque el televidente no conoce los códigos y no se logra una identificación plena”.
Los caminos de la gloria
A Esther Feldman, una de las guionistas de Los Pells, no le extraña que las ficciones aborden el tema de la fama: “Es algo que se respiraba en el aire y de repente estalla en la pantalla, así como en otros tiempos la ficción se ocupó de los enfrentamientos entre familias o de la aparición repentina de los programas testimoniales. Pero si hay un fin común de las tres ficciones, me animo a decir que surge en el marco de una televisión en crisis y de tormenta y se apunta al entretenimiento con mayor o menor inteligencia. Se necesita mostrar algo a lo que se aspire. No se accede a la fama si no se ve. Cuando uno hojea las revistas y ve las fotos aspira a estar ahí”.
Celina Amadeo destacó que en el caso de su ficción se pintan dos universos: “El de la casa y el del trabajo. Se quiere mostrar lo efímero de la fama, peor aún, porque en Amanda hay exceso de fama que la destruye y la degrada. Por un pequeña falta de respeto ella cae en el alcoholismo, se convierte en una cleptómana. Actúa todo el tiempo por impulso y por inercia. Cuando ella pierde la fama es cuando encuentra el amor”.
Feldman también advirtió que Los Pells no se detiene sólo en la fama del personaje: “No creo que la tira cuestione a las estrellas en sí, sino a la veracidad de los medios. Te dice: ‘No creas todo lo que ves’. Apelamos a una temática universal que es vivir la vida del otro. A todos nos gustaría vivir otra vida y la fantasía de ser famoso. Se abre una puerta, se encienden los flashes y caminar por la alfombra roja. ¿A quién no le gustaría? Después el personaje de Mike Amigorena, Gonzalo Echagüe, actor que se pone en la piel de Martín Pells (el presentador más famoso de la tele) evalúa que finalmente su vida anterior no era tan mala”.
Según Nesci, el personaje de Gastón Pauls en Todos Contra Juan “no sé si podrá recuperar la fama que tuvo 15 años atrás. El quiere volver al ruedo pero por el camino ideal, por el mérito extraordinario. Hoy se puede ser famoso sólo con generar un escándalo. Pero Juan se considera un gran actor. Tiene un objetivo noble. Con la actuación él se siente feliz, se siente realizado”.
En Amanda habrá como una especie de redención del personaje, “la fama es un motivo para que ella cambie de actitud y se convierta en una mejor persona. En la caída ella conoce el amor, se recupera y vuelve a ser famosa. Pero esta vez, ella va a saber elegir”, contó Celina Amadeo. En Pells, Feldman sostuvo que “el mismo Gonzalo Echagüe sintetiza la fantasía de ser otro y padece la fama”.
Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE a esta promo especial
Para comentar suscribite haciendo click aquí