Alicia Amado de Naón

Su fallecimiento

Cantante lírica de proyección internacional, docente, conferencista e incansable promotora de eventos culturales en la Ciudad; integrante de una tradicional familia platense vinculada con el arte, Alicia Amado de Naón murió en París el primer día de 2009, a los 82 años.

Hija de Domingo Antonio Amado -quien fuera subdirector de Impuestos de la Provincia- y María Gesteyra, Alicia nació el 16 de junio de 1926. Junto con su hermana mayor Myriam, creció en el barrio aledaño a plaza Rocha, y desde muy joven manifestó sus cualidades como vocalista; al llegar a la adolescencia, a instancias de su maestra Brígida Frías de López Buchardo, ingresó en la Escuela de Bellas Artes, donde enriqueció sus inclinaciones artísticas y pulió su innata capacidad expresiva.

Su prolífica carrera como soprano la llevó a capitales europeas: entre ellas París, Londres, Berna y Roma. Acompañada por el maestro Donato Colacelli brindó conciertos en nuestro país y Europa, en ocasiones junto a la contralto Carmela Giuliano; cantó en el Teatro Argentino y en Radio Universidad. Fue requerida para estrenar obras de Carlos Guastavino y Alberto Ginastera, dos de los más destacados compositores nacionales del siglo XX, compartiendo con los propios autores veladas musicales de alto nivel.

Como presidenta de la Biblioteca Musical Verdi, organizó decenas de encuentros culturales en la Ciudad; integró la Comisión de Cultura del Jockey Club local, y ejerció la docencia en el Colegio Nacional, el Normal Nº3 y la Facultad de Bellas Artes de la UNLP.

Con el arquitecto Jorge María Naón -de extensa trayectoria en el ámbito privado, y paso por la función pública- formaron una pareja de elogiado garbo y distinción; "la más linda de Bellas Artes", según algunos de sus contemporáneos. El matrimonio tuvo dos hijos, Jorge y Luis Segundo -compositor, actualmente radicado en Francia- quienes se prolongaron en dos nietos: Matías y Rodrigo.

En 1975, el trágico fallecimiento de su hijo mayor alejó a Alicia de la actuación, y desde entonces reservó su arte para encuentros familiares. Tras la muerte de su esposo, hace poco más de una década, se radicó en París, ciudad en la que vivió rodeada por familiares y un amplio círculo de amigos que supo apreciar su carácter emprendedor y sociable, su espíritu inquieto y activo, y el amplio bagaje cultural cosechado durante su formidable trayectoria como intérprete.

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