Los árboles frutales de la Ciudad, se miran pero no se comen

En las calles hay naranjos, cerezos, moras y ciruelos

Entre la gran variedad de árboles que enriquecen el paisaje urbano, los naranjos lucen en agosto su plenitud y sus pesados y coloridos frutos se destacan del verde intenso de su follaje hasta resultar tentadores para muchos. Pero esos cítricos no son los únicos árboles frutales que pueden encontrarse en la vía pública porque también hay algunos cerezos, moras, durazneros, pelones y hasta cientos de ciruelos.

Para muchos la idea de consumir esos frutos, sólo se frena ante el temor de que se trate de plantas ornamentales que puedan resultar riesgosas para la salud. Así mientras algunos ingenieros forestales aseguran que en la Ciudad es difícil establecer si el fruto maduró de manera correcta o está siendo cosechado de forma temprana, otros opinan que sólo es cuestión de probar, aunque advierten que en la mayoría de los casos la acritud sorprendería al “comensal”.

En ese sentido, los profesionales señalan que no debería haber árboles frutales comestibles en la vía pública porque la colecta inapropiada de los frutos podría dañar a los árboles en cuestión. Aunque también se menciona que duraznos, ciruelas o moras podrían resultar muy atractivos para las palomas y roedores, plagas urbanas que se tratan de combatir.

censo

Según un censo de especies que realizaron los ingenieros forestales de la Dirección de Espacios Verdes en el año 2010, en la Ciudad hay alrededor de 460 naranjos amargos, distribuidos fundamentalmente en las calles 6, 11, 23, 26, 47 y 64.

Pero también se encuentran dentro del perímetro del casco urbano - de 122 a 31 y de 32 a 72-, unos 400 ciruelos - hay en calle, 5, 6, 30, 35 y plaza Olazábal - y 100 plantas de moras - se las ve en las calles 22, 29 y 31- . Y aunque cueste creerlo además crecen en la vía pública, paltas, olivos, nísperos, durazneros, bananeros, avellanos, damascos, manzanos, nogal, cerezo, limonero, higuera, almendro, pelón y hasta mandarinas. En conjunto suman alrededor de 160 árboles frutales distribuidos por distintas calles de la Ciudad en las que por lo general pasan desapercibidos.

A pesar de ello, si bien algunos frutales son pintorescos, no todos se recomiendan para la vía pública porque por el tipo de fruto que dan su desprendimiento termina ensuciando mucho las veredas o resultan un alimento atractivo para diferentes animales como las palomas y los roedores

“En su momento el vecino plantó lo que quiso, tal vez por falta de espacio en el interior de su terreno, pero en las calles hay que trazar una línea y tratar de recuperar el espacio verde con ejemplares tradicionales como el lapacho, algo que se está haciendo en lugares como la avenida 44, 46, 47 y 49”, señala Omar Bavaro, director de Espacios Verdes de la Comuna.

El funcionario aclara que en La Plata no hay zonas dedicadas a árboles frutales, aunque en avenida 13 entre 47 y 48 hay unos cerezos y si bien sus frutos nunca alcanzan a madurar, resultan atractivos en su etapa de floración. “Las facultades plantaron algunas moras, pero hay que pensar que lo que se pone en la calle tiene el fin de dar sombra o ser un elemento ornamental no algo pensado como fuente de alimento”, opina Bavaro.

En cuanto a las paltas el funcionario explica que no resultan apropiadas para la vía pública porque el árbol es muy alto y si su fruto no fuera cosechado a tiempo, al caer generaría una gran suciedad, “todo lo que es comestible es muy atractivo para las aves”, apunta el funcionario. Esos árboles se encuentran en calle 2 - cinco ejemplares -, calle 20 - cinco ejemplares - y también en diagonal 76 y en diagonal 78.

reposición

Por otra parte, el personal de Espacios Verdes de la Comuna repone por estos días ejemplares de naranjos en aquellas calles en las que históricamente hubo como la 47 entre 7 y 13 y la 11 desde 49 hasta 53.

En relación a los árboles frutales, el ingeniero forestal Patricio Dowbley remarca que “en el caso de los naranjos hay que pensar que no fueron plantados con la finalidad del consumo, sino por lo que la planta representa a nivel paisaje. No son comestibles, pero uno puede disfrutar de la flor y el aroma”, dice Dowbley.

De todas maneras considera que hay plantas como los nogales o avellanos que pueden ser plantados en parques de modo que adquieran un gran desarrollo. Aunque se aclara que los árboles con frutos secos resultan muy atractivos para los roedores y esa es una de las razones por las que se aconseja no plantarlos en las veredas.

En relación a los árboles de mora que se encuentran en la avenida 60, cerca de las facultades de Veterinaria y de Agronomía, el profesional sostiene que si bien pueden consumirse no resulta higiénico levantarlas del suelo.

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