Una extraña invasión de insectos antes de la lluvia

“Parecía una película de terror”, dijeron vecinos de Los Hornos donde hubo múltiples cucarachas de agua y voladoras

“Parecía que estaban filmando una película de terror. Una vez que se levantó el viento que anunciaba la lluvia aparecieron muchas cucarachas y esos micro insectos verdes que se conocen como cotorritas, que pegaban como si fueran piedras sobre la mesa y los vidrios de la ventana”, relató ayer Sonia Desiste, vecina de Los Hornos.

Poco antes de que llegara la medianoche del viernes, en casi todos los barrios se cerraron herméticamente las viviendas para evitar el ingreso de los molestos insectos que podían observarse a la luz de los faroles del alumbrado público.

“Formaban nubes enormes y metían miedo de sólo verlas y escuchar el zumbido”, dijo Alicia Ferrero, vecina del centro de la Ciudad que se comunicó ayer con este diario para comentar la situación.

En Los Hornos, como se dijo anteriormente, Sonia Desiste se encontró ayer a la mañana con un panorama más que desagradable. En su pileta de lona, sobre el agua, flotaban numerosas cucarachas de agua que “cayeron como nunca antes vi, en estos cuarenta años de vida que llevó en la zona”.

ASOMBRO

La mujer de 61 entre 147 y 148 dijo que “fue el tema del día entre los vecinos, quienes no pudimos salir del asombro. En casa estábamos cenando en el patio y tuvimos que entrar todo lo que pudimos porque no había repelente ni fumigador que alcanzara. Era una invasión de película que a mi nieta, de 10 años, la asustó y no paraba de preguntar de qué se trataba”.

En tanto, las molestas “cotorritas”, tal como se conoce vulgarmente a la especie de cicadélidos, aparecieron con toda su furia en toda la Ciudad. Atrapadas por los focos de luz, formaron espesas nubes en las columnas de alumbrado público y frustraron en la noche del viernes y la madrugada del sábado, varios encuentros familiares y de amigos al aire libre, ya que resultaba imposible espantarlas. “Sólo apagando las luces bajó un poco la intensidad, pero como son tan diminutas se metían por todos lados, caían en los vasos, sobre los platos de comida. Hicieron de la noche un espanto y fueron el anticipo de los chaparrones de la madrugada y la mañana de hoy -por ayer-”, dijo Martín Toledo, quien vive en City Bell.

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