El turismo aventura es un novedoso y fuerte atractivo turístico de Salta
| 6 de Octubre de 2013 | 00:00

Salta es una provincia que, por sus características, recibe un gran caudal turístico durante los doce meses, ya que su extensa y bellísima geografía brinda distintas y tradicionales opciones que no dependen de factores climáticos ni otras circunstancias estacionales.
Los atractivos turísticos de esta encantadora provincia del norte argentino son tradicionales y van desde una completa recorrida por su ciudad capital a visitas a los Valles Calchaquíes, a sectores de puna, valles y montañas, y zonas de exuberante naturaleza.
Pero últimamente en Salta está cobrando un gran desarrollo varias actividades del denominado turismo aventura.
DIQUE CABRA CORRAL
Las vertiginosas bajadas de ríos de rápidos, la sensación de volar a 200 metros del suelo en canopy y los saltos en caída libre desde un puente en “bungy jumping” son opciones vigentes todo el año en Salta, pese a ser ésta una provincia cuyos principales atractivos se basan en la montaña y la puna.
El eje de estas propuestas está en el dique Cabra Corral -o General Belgrano, tal su nombre oficial- y el río Juramento, a 60 y 80 kilómetros de la capital provincial, respectivamente, donde ese espejo de agua de 115 kilómetros cuadrados generó un microclima distinto al resto de la provincia.
ACTIVIDADES
Con el embalse, surgieron nuevas actividades para el turismo, como el rafting por el río Juramento, canopys sobre su curso desde las laderas de cerros laterales, el bungy jumping desde el puente carretero sobre el lago y las excursiones a las islas y de pesca.
También abundan en diversos sectores de la provincia de Salta las posibilidades de practicar vuelos en parapente.
Una de las de mayor demanda es el rafting en gomones, que bajan el Juramento durante una hora y media y cruzan vertiginosos rápidos y salen airosos gracias a la pericia de los guías.
Los pioneros en esta actividad son “Grillo”, un tucumano que practica kayak desde los 14 años -hace varias décadas-, y Frank, “El Alemán”, un germano que hace unos 16 años, cuando recorría América Latina en moto, se enamoró de Salta y se quedó a vivir.
RAFTING
En varios tramos del trayecto el gomón se desliza sin sobresaltos por aguas mansas durante varios minutos, que son oportunos para admirar los bosques bajos a la derecha del río, y los paredones de centenares de metros que lo encajonan por la izquierda.
El bote corre lento aguas abajo en esos momentos, pero el tiempo resulta escaso para observar las variadas bellezas naturales a ambas márgenes.
AVISTAMIENTO DE AVES
La situación es ideal para oír el canto de los pájaros escondidos entre las ramas y para el avistamiento de aves entre las piedras y el bosque, entre las que se destacan biguás, bandurrias, garzas blancas, charatas y loros barranqueros, además de algunos cóndores planeando en la altura.
Por la derecha se yerguen los paredones sedimentarios de lo que alguna vez fue fondo marino, con sus oblicuos estratos ocres, blanquecinos y rojizos perforados por nidos de loros y cóndores y, detrás y más arriba, los cerros cubiertos de vegetación.
Desde el bote, “El Alemán” entretiene a los viajeros fantaseando sobre figuras naturales en relieve sobre las rocas, como una iguana gigante, un corazón, un tiburón y un canguro.
En otras partes, sobre la pared del cañón persisten restos reales de fósiles de algas marinas, crustáceos, hojas y huellas de dinosaurios y algunas pinturas rupestres que hablan de los tiempos remotos en los que esa zona formaba parte del lecho oceánico y luego emerger y albergar a una nutrida y variada fauna de grandes saurios.
TREKKING
De la base del rafting, vecina a la presa hidroeléctrica del dique, sale un sendero que demanda un trekking suave para subir unos 200 metros por la ladera hasta el punto más alto del canopy.
Desde allí, colgando en un arnés, se puede tener la ilusión de volar como los cóndores, al deslizarse por los cuatro tramos de cables que cruzan sobre el río hasta sumar unos 2.000 metros y culminar en la mencionada base.
BUNGY JUMPING
La adrenalina de estas vertiginosas actividades es superada por la del bungy jumping, los saltos en caída libre que se hacen desde el puente carretero del embalse, a unos 37 metros de altura sobre el nivel del lago.
La gruesa cuerda elástica que ata a la vida a quienes se animan a saltar alcanza justo para que la cabeza llegue a mojarse en el agua, aunque a una velocidad ya disminuida, y luego quedar sostenido hasta el momento de ser asistido y recuperado desde un bote.
PASEOS LACUSTRES
Para quienes quieren disfrutar sin sobresaltos de este espejo de aguas transparentes hay paseos en lancha o excursiones a la Isla de los Deseos, que está a un centenar de metros del puente y con un mirador en la cima, a 60 metros de altura, al que se llega por una escalinata de piedra desde el muelle.
Dicen que hay que pedir tres deseos al pisar por primera vez esta isla, que es un lugar ideal para llevar a cabo picnics, con jardines en estrechas terrazas, asientos de piedra en varios miradores menores y sombrillas y servicio de bar en un quincho.
DEPORTES NAUTICOS
El lago también convoca a los amantes de deportes náuticos como el esquí, el velerismo en sus diversas expresiones y motos de agua, además de la pesca, tanto desde la costa, como desde el puente o embarcados.
PESCA DEPORTIVA
En materia de pesca deportiva puede decirse que se consiguen buenas piezas de dorados, bogas, bagres, sábalos y dientudos, y numerosos catamaranes se alquilan para la pesca nocturna, que comienza con el anochecer, se prolonga hasta el alba, y en el medio incluye un asado de cena preparado por un asador a bordo.
También del sector del puente -localidad de Coronel Moldes- parten excursiones a la Isla de los Pájaros, ideal para avistaje de aves, y hacia las pinturas rupestres de Ablomé, en la ladera de una cerro a casi una hora en lancha.
FLORA Y FAUNA
Debido al microclima subtropical, los cerros están pobladas de árboles autóctonos, como tusca, chañar, mistol, tipa, quebrachos blanco y orco, palo borracho, guayacán y el infaltable algarrobo.
Ese ambiente alberga una variada fauna, con especies como liebres, quirquinchos, hurones, oso melero, zorro, gato montés, puma y pecarí, además de peligrosas serpientes, como la yarará y coral, aunque no siempre están a la vista del turista.
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